La merma prevista en los ingresos provocará una serie de ajustes en las cuentas en la ciudad, a falta de concretar los presupuestos para el próximo año del Ayuntamiento de Castelló. La bajada del Impuesto a Bienes Inmuebles (IBI), la subida salarial a los funcionarios marcada por el Gobierno central y la inminente liberación del peaje de la AP-7 son los principales cambios. Entre todos conllevan un vacío de unos cinco millones de euros que afectaría principalmente a las inversiones no comprometidas.

Así lo aseguran fuentes municipales. En las concejalías, a día de hoy, la consigna es clara. La instrucción a la hora de elaborar cada plan departamental es reducir un 10% en gastos e inversiones, con independencia de una formulación posterior de los presupuestos que podría compensar esta circunstancia. Cabe recordar que el presupuesto municipal del 2019 ascendía a 181,8 millones de euros, con más de 90 de ellos destinados a inversión.

Para el año que viene, por contra, se esperan menos ingresos. Por una parte, unos dos millones de euros menos por la revisión de catastro por el IBI, y por otra 600.000 euros por la liberación de la AP-7, que dejará de pagar ese impuesto. A estas cantidades hay que sumar alrededor de un millón y medio de euros que hay que pagar por la subida salarial a los funcionarios, condicionada por el Gobierno central.

Cuentas // Este nuevo escenario obligaría a mover las piezas del tablero financiero del próximo año. La dinámica de los últimos años ha compatibilizado el aumento de los presupuestos con la reducción de la deuda. Sin ir más lejos, este mes se aprobará destinar 8,4 millones de euros a amortizarla. Cabe recordar que la deuda del Ayuntamiento se ha reducido considerablemente en los últimos años. El agujero en las arcas ha ido reduciéndose desde que en el 2012, con gobierno del Partido Popular, llegara a su máximo histórico, con una deuda de 129,5 millones de euros. A partir de ahí, aprobada la ley de estabilidad presupuestaria, la deuda se ha ido reduciendo hasta los 38,7 millones con los que se cerró el 2018. Por comparar, en 2015, año de la primera victoria electoral de Amparo Marco, la deuda era de 82,2 millones, más del doble. La intención es prolongar la dinámica de cara al 2020. La alcaldesa fijó en su día como objetivo «seguir en esta línea hasta lograr la deuda cero».