La hostelería es sin duda uno de los sectores más diversificados en Castellón. Existen negocios rurales, de playa, para bolsillos de todos los tamaños y gustos de todos los colores. Sin embargo, en toda la provincia solo existe un bar en el que puedes pedir un refrigerio acompañado de un gato —para jugar con él, entiéndase la expresión—. Se encuentra en la Calle Lagasca de la capital de la Plana y su nombre es Neko Neko.

La propietaria, Andrea, que levantó la persiana de este original local el pasado mes de marzo, reconoce que el establecimiento es pionero en Castellón, pero habitual en otros países: «Originariamente la idea viene de Japón, donde hay muchas cafeterías como esta. Allí trabajan muchas horas y no pueden cuidar de animales, así que después de su jornada acuden a un bar a relajarse tomando algo acariciando a un gatito y se van tranquilos a casa».

Añade Andrea que en Castelló la idea ha tenido también buena acogida: «Estamos contentos de cómo va. Tenemos un aforo máximo de 22 personas y cuatro gatos porque esto tampoco es muy grande, pero cada vez nos van conociendo más personas».

La dueña del negocio afirma que en estas tierras «la gente suele decir que es más de perros, pero porque no conoce o no entiende a los gatos, que son geniales». Sin duda su cat coffe es un punto ideal para tomar contacto con los felinos, y desde que su inauguración ya son 11 los gatos que han sido adoptados por los clientes: «Colaboramos con tres protectoras: ProGat, Huellas Callejeras y Arañazos, aunque estamos dispuestos a ayudar a más».

Andrea, una apasionada de los animales

Como es lógico, Andrea es la primera que disfruta con el contacto con los gatos: «Tengo tres en casa y también un perro. Siempre me han gustado los animales y como siempre he estado vinculada con el sector de la hostelería decidí embarcarme en este proyecto junto a mi primo Carlos». Cuando consigue que uno de estos felinos abandonados encuentre un nuevo hogar no puede evitar tener sensaciones encontradas: «Por un lado me alegro por él, pero por otro se pasa fatal porque les coges mucho cariño; al final son como de la familia».

Actualmente quien se pase por la cafetería se encontrará con César, Moon, Mimossa y Luki, a los que Andrea define como «adorables. Además quien esté interesado en adoptar uno, este entorno es ideal porque están como en casa, no en una jaula, así puedes ver el carácter que tienen».

De todas formas, más allá de su labor en beneficio de los felinos, Neko Neko no deja de ser una cafetería, con sus peculiaridades: «No servimos bebidas con más alcohol que un quinto de cerveza y tampoco preparamos apenas comida; es un local para venir a tomar algo y estar en compañía de los animales».

Lo que sí garantiza Andrea es máxima higiene: «Vengo dos horas antes de abrir cada día y me las paso limpiando». A cambio pide «que quien venga lo haga de buen rollo. Si la gente llega de mala leche o estresada los gatos lo notan y se van arriba, pues tienen una sitio para alejarse».

Para los interesados, destacar que no se permite la entrada de los menores de 10 años y tampoco se puede entrar con animales ajenos al bar, entre una serie de normas que garanticen la seguridad de gatos y clientes.