Cada vez se contrae matrimonio a mayor edad y menos parejas se deciden a pasar por el altar. Un estudio del Instituto Nacional de Estadística (INE) refleja que en los últimos 40 años la edad a la que se contrae el primer matrimonio ha aumentado en ocho años en la provincia de Castellón. Así, si en 1976 la edad media a la que las parejas se decían el sí quiero era de 25 años. En la actualidad, el promedio se eleva a 33 años. Además, la tasa de enlaces ha caído a la mitad, es decir, se produce la mitad de matrimonios que hace 40 años, en proporción a la población. O lo que es lo mismo, en 1976 se producían 6,9 matrimonios por cada 1.000 habitantes y en 1977 eran siete. En 2015 la cifra bajó hasta 3,54.

Se mantiene la tendencia de que ellas siguen llegando más jóvenes al matrimonio, aunque en ambos casos se ha elevado la edad media. En el 2015, la brecha entre ellos y ellas es de dos años. Las féminas dicen sí quiero a los 32 y los varones, a los 34. En 1976 la diferencia era de casi tres años; ellos decían sí a los 26,87 años y ellas, a los 23,95.

El psicólogo Carlos Hidalgo apunta que «es posible que el descenso sea en parte por la llegada a los 30 años de las generaciones vacías, que sucedieron a las del baby boom». No obstante, señala, que «quizás lo mas influyente sea la crisis económica y laboral, puesto que cada vez es más difícil emanciparse». «Un sueldo precario, unido a una fuerte inseguridad laboral no invitan al optimismo, ni a la aventura del matrimonio», manifiesta Hidalgo. «Antes bien se sigue viviendo con los padres o, a lo sumo, se comparte un piso, donde evidentemente no se puede formar un hogar. Y, así, pasan los años y aumenta la edad de formalizar la relación sentimental», considera.

En ese sentido, Mediterráneo informó ayer de que han aumentado en la provincia los hogares monoparentales y aquellos en los que vive una sola persona.

Francisco Javier Soriano, profesor de Geografía e Historia de la UJI, opina que la subida de la edad de matrimonio va ligada a los cambios socioeconómicos y sociales. «Antaño nos casábamos antes porque se conseguía cierta estabilidad laboral. No hacían falta dos salarios para lograr cierta calidad de vida y la mujer no trabajaba de forma generalizada fuera de casa. Parecía todo más fácil en los años 70-80: carrera acabada, trabajo asegurado, matrimonio a los veintitantos».

ESTÁ MEJOR VISTO NO CASARSE // Soriano también explicó que la bajada de la nupcialidad «es también habitual con la modernización del país». «Antaño nadie pensaba en no casarse porque casi era ilegal. Ahora, en cambio, ni tan siquiera es necesario casarse para hacer una vida en común y tener familia. Las bodas, además, suelen acarrear gastos, inversión en tiempo, etc. Es relativamente normal que muchas parejas renuncien a casarse y simplemente sean parejas de hecho».