Casarse vuelve a estar de moda. Y sino que se que se lo pregunten a todos aquellos a los que este año se les amontonan las invitaciones de boda de amigos y familiares. Si bien es cierto que en Castellón aún no se llega a los 2.514 enlaces anuales que se celebraron en 1996, después de muchos años de descenso la cifra está remontando. Eso sí, definitivamente, la provincia se está secularizando a toda velocidad y si casarse por la Iglesia era lo normal hace 20 años hoy en día ya es lo minoritario. Tanto, que el año pasado las bodas religiosas solamente significaron el 23,7%, un nuevo mínimo histórico.

Durante el 2017 se celebraron en la provincia 2.054 enlaces matrimoniales, 47 más que en el 2016, cuando fueron 2.007. La crisis económica también afectó al número de matrimonios hasta el punto de que en el ejercicio 2013 solo se casaron en Castellón 1.763 parejas. Desde entonces, y año tras año, los enlaces han ido al alza y las parejas que deciden dar el paso se decantan mayoritariamente por las bodas civiles.

Que casarse como Dios manda es cada vez menos frecuente es algo que demuestran los datos que maneja el Instituto Nacional de Estadística (INE). De los 2.054 enlaces registrados el año pasado solo 488 tuvieron como escenario alguna de las parroquias de la provincia. Hace dos décadas, en 1996, los enlaces católicos se elevaron a 1.999, el 79,5%.

Las bodas religiosas están en desuso y a las civiles les ocurre exactamente lo contrario. En 1996 apenas suponían el 20% del total mientras que hoy ya son el 73%. ¿Consecuencia? Los enlaces ante un juez, un edil o un notario ya triplican en Castellón a las bodas oficiadas por un sacerdote.

Detrás de la decadencia de las ceremonias religiosas y el auge de las civiles hay toda una retahíla de motivos. Para los expertos alguna de las claves está en el peso cada vez menor con el que cuentan las tradiciones, el cambio de mentalidad de las familias y la falta de creencia religiosa de los contrayentes. Pero, sin duda, el factor que más influye es el hecho de que cada vez más contraen matrimonio personas que antes ya han estado casadas y que no pueden hacerlo por la Iglesia a no ser que obtengan la nulidad matrimonial.

CASARSE DOS VECES // Alberto González es uno de los 391 novios de Castellón que en el último año se ha casado por segunda vez. La primera, describe al otro lado del teléfono, fue hace 15 años. «Entonces me casé por la Iglesia y ante más de 200 invitados», explica. Su matrimonio duró un lustro y, tras estar casi una década solo, el año pasado volvió a dar el paso, esta vez por lo civil. «La ceremonia resultó mucho más sencilla. Para mi mujer también era su segunda boda», describe.

Las costumbres han cambiado, como también lo ha hecho la edad de los novios. Un estudio del INE refleja que en los últimos 40 años la edad a la que se contrae el primer matrimonio ha aumentado en ocho años en la provincia. Si en 1976 la edad media a la que las parejas se decían el sí quiero era de 25 años, en la actualidad el promedio se eleva a 33. Y lo que también se ha disparado es el número de personas que se casan pasados los 60. Durante el último año fueron 92 los hombres y 31 las mujeres de Castellón que se unieron en matrimonio a las puertas de alcanzar la jubilación. Hace tan solo dos décadas fueron 32 varones y 8 mujeres. Un cambio de costumbres más.