Como cada mes de septiembre desde el 2017, vuelven las autocaravanas de forma masiva al Grau de Castelló y con ellas la polémica. Su presencia provoca encendidos debates entre partidarios y detractores de la llegada de estos visitantes. En este último grupo se encuadran los propietarios de cámpings, que denuncian la competencia desleal que este tipo de turismo, y en concreto el que se concentra en el aeroclub del Grau, supone para su sector.

Dicho espacio es habilitado durante el verano para que aparquen los bañistas que van a la playa del Gurugú o del Serradal. Pero una vez finalizada la época estival, autocaravanistas de todas las nacionalidades acuden a este aparcamiento para instalarse durante varios días o meses.

Esto, para los gestores de los cámpings, debería ser «ilegal, ya que estos espacios no cumplen con los requisitos exigidos». Por ello, desde la asociación que los engloba en Castellón ya han interpuesto denuncias ante los tribunales para intentar poner freno a un fenómeno creciente, tal y como explica a este diario su presidente, José María López.

quejas // Más allá de que no cumplan con requisitos como seguridad o registro policial, indican, la presencia de autocaravanistas implica otros problemas, como por ejemplo que «se echan los diversos residuos tóxicos que generan directamente al alcantarillado», ya que dicho párking --a diferencia del que está situado junto al Planetario-- no cuenta con desagües o agua corriente.

Una de las reclamaciones más repetidas por los vecinos, a la que se suman los cámpings, es que los usuarios de autocaravanas deberían abonar algún tipo de tasa por ocupar estos espacios. Desde la asociación de cámpings se lamentan de que estas estancias se paguen «con los impuestos de los ciudadanos» y de que no generen empleo de ningún tipo.

Desde el Ayuntamiento de Castelló, sin embargo, defienden esta modalidad turística y el impacto económico que genera. De hecho, los aparcamientos para autocaravanas se han ido extendiendo a lo largo de los años, empezando con el del Planetario, que se amplió, y acabando, por ahora, en el aeroclub. Además, niegan la afección a los cámpings, ya que en Castelló «no hay ninguno».