El catedrático de Hidrogeología de la UJI, Ignacio Morell, señaló ayer que, aunque Castellón pueda estar pasando por un periodo de sequía por la escasez de lluvia, no es menos cierto que «la situación actual es mejor que la de hace 20 ó 25 años». Además, según este experto, contaría con «suficientes recursos» para afrontar en el futuro una falta de agua «más intensa» y duradera que pudiera traer el cambio climático.

Durante su conferencia El futuro del agua en la provincia de Castellón, organizada por el Aula Isabel Ferrer, aclaró que «aunque la percepción es que llueve menos de lo habitual, realmente no es del todo así. Es cierto que es un periodo seco, en el que no se recargan tan bien los embalses --los pantanos del Júcar acumulan esta semana 348 hm3 menos que la media de la última década y 28 menos que hace un año--pero, sin embargo, las aguas subterráneas (escorrentías del subsuelo) de Castellón no notan aún la escasez de lluvia». «De hecho --afirmó--, en la provincia, el 65% del agua que consumimos aún nos viene de los acuíferos (agua del subsuelo en abundancia; pozos), lo que nos aporta tranquilidad».

En su opinión, «las sequías forman parte del día a día. Ha habido, hay y habrá. No hay mal que cien años dure y se acaba con la lluvia --en Castellón la previsión es que llueva en diciembre, como apuntó Mediterráneo--». A su parecer, el «peligro» sería una sequía muy intensa, lo que hoy no ocurre, y que obligaría a usar más las aguas subterráneas --provocando salinización en la costa, como publicó este rotativo--.

EL FUTURO / A largo plazo, Morell relató que «en unas décadas, se presume que los recursos hídricos disminuirán en todo el mundo por el cambio climático. Hay estudios que apuntan que en 50 años habrá un 25% menos. Y si eso ocurre, hay que estar preparado», aseveró. Con todo, tranquilizó al auditorio señalando que, precisamente, la provincia dispone de «bolsas de ahorro para suministros futuros de agua, aunque los ha de cuidar». Sería el caso de la tecnología de tratamiento de aguas residuales para su reutilización, «a incrementar»; el potencial de las desaladoras construidas en la costa para aprovechamiento del agua marina; el importante acuífero del Maestrat; o elevar el nivel de uso eficiente y ahorro del agua.

Sobre las diferencias de interior y costa, apuntó que «en los pueblos hay una menor demanda de agua y la escasez se remite a municipios puntuales, como Ares, Catí o Vilafranca». En la zona del litoral, «necesitan más cantidad de agua para atender la agricultura y la industria, y por el mayor peso demográfico».