La Fundación Azul Marino y la sociedad Costa Bellver reivindicaron ayer la legalidad del futuro Centro de Interpretación del Mediterráneo (CIMED), con sede en Orpesa.

Los promotores quisieron responder con argumentos a las «informaciones erróneas» de los últimos días por parte de grupos ecologistas que cuestionan este «proyecto de divulgación».

Al respecto, aseguran que el recinto estará en una parcela de suelo urbano, la R2 del plan parcial Torre Bellver I, de uso residencial, con una superficie de 8.106 y 3.800 m2. El terreno cuenta con usos permitidos para vivienda unifamiliar, apartamentos, docente, religioso, salas de reunión o sociocultural.

En cuanto a la localización del CIMED, concretan que ocupará 4.192 y 1.040 m2 techo, en la calle El Castanyer: «Tiene todos los requisitos legales e informes sectoriales favorables de la Confederación Hidrográfica del Júcar, Servicio Territorial de Obras Públicas, Adif y Acuamed». Asimismo, remarcan que no se ubica en la playa de la Renegà, uno de los aspectos más cuestionado por los críticos. El propio Ayuntamiento de Orpesa también acreditó, como informó ayer Mediterráneo, que el planteamiento no afecta a este espacio natural y es acorde a la normativa urbanística.

Los impulsores del plan recuerdan que los terrenos, que fueron comprados por la mercantil Costa Bellver en 1988, son urbanizables desde 1982, seis años antes de la adquisición de los mismos, y declarados urbanos en 1993.

SOSTENIBILIDAD // Respecto a las instalaciones, la fundación detalla que «serán construidas basándose en los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) de la ONU, por lo que el visitante no solo contará con un recorrido interpretativo de la fauna y flora autóctona de nuestra costa, sino que conocerá los proyectos que se realizarán en el enclave, con la finalidad de recuperar, restaurar, divulgar y concienciar para la preservación del medio ambiente».

En este sentido, avanzan que el centro promoverá los modelos 3D, herramientas mapping y nuevas tecnologías para la difusión y divulgación científica, «por lo tanto, no habrá animales más allá de las tortugas que lleguen en colaboración con otros centros para recuperarse», matizan.

Por último, desde Azul Marino confirman que se han puesto a disposición de la Fundació Oceanogràfic, a través de un convenio, para colaborar en la protección de tortugas, con la creación de una zona para que musculen antes de ser devueltas al mar.