En un momento en el que el sector citrícola de Castellón clama contra la entrada masiva de naranjas sudafricanas, la Unión Europea dio ayer esperanzas al aprobar la activación de una cláusula de salvaguardia destinada a proteger al mercado europeo del arroz frente a las importaciones de Camboya y Myanmar.

Según informó AVA-Asaja, estos envíos asiáticos se habían multiplicado por cuarenta en las últimas cinco campañas, al pasar de 9.000 toneladas en 2012 a 360.000 el 2017, provocando un hundimiento de las cotizaciones de dicho cereal cultivado en varias zonas de Europa, entre ellas la Comunitat Valenciana.

La parte negativa para los agricultores de Castellón es que los arroceros han tenido que esperar un lustro a que las instituciones comunitarias reaccionaran a sus demandas. En este sentido, el ministro de Agricultura, Luis Planas, ya advirtió el lunes que ningún tratado europeo se puede modificar antes de los tres años de su entrada en vigor (algo que ocurrirá en octubre del presente 2019 en el caso de Sudáfrica).

A partir de ahora, se reintroducirán los aranceles durante los próximos tres años, algo que a juicio de AVA-Asaja «sienta un precedente que puede hacerse extensivo a otros cultivos como los cítricos».