Los profesores denuncian que cada vez son más cuestionados por los padres, y que crece el ciberacoso y la difamación en redes sociales y a través del WhatsApp o el correo electrónico. Cómo enseñan, la forma de corregir los exámenes o poner las notas se pone en tela de juicio día a día en los colegios de Castellón y, con ello, crecen las críticas y el acoso a los docentes, sobre todo a través de los chats de clase en los que «una crítica, por mínima que sea, se convierte en una montaña en minutos». «Las nuevas tecnologías se han convertido en apenas cinco años en las principales herramientas de acoso», explica Laureano Bárcena, presidente de la Asociación Nacional de Profesionales de la Enseñanza (ANPE), que ayer presentó los resultados del informe del Defensor del Profesor, que atendió un centenar de casos en la Comunitat.

En Castellón, según Bárcena, los casos atendidos por ciberacoso se han casi cuatriplicado, pasando del 5 al 18% en un solo año. Se mantienen las falsas acusaciones de los alumnos y de los padres en un 15%, pero crecen también las amenazas y el acoso directo de los padres, de un 13 al 18%. A estas cifras se añade un 5% de denuncias al servicio por faltas de respeto al docente, como la ridiculización en vídeos de YouTube o chats de clase, esto ya sobre todo en estudiantes de ESO. En la provincia, se han incrementado además las consultas al Defensor, de un 17 a un 21%, más en Primaria que en ESO y FP.

Bárcena incide en que «se observa un alto índice de conflictividad en las primeras etapas educativas, al revés que hace apenas unos años», y sitúa las causas, «variadas», en «el aumento de las ratios, la disminución de los programas de apoyo y refuerzo, y los recortes en las aulas». Por ello, desde el sindicato piden «a la Conselleria que cumpla y haga cumplir las normativas de convivencia escolar y revierta los recortes, amparando al docente».

DEL CARA A CARA A LA RED // Fuentes de los directores de Primaria señalan que «se ha pasado del cara a cara con el profesor o de que cuando se personara en dirección suponía un caso grave, a protestar, en algunos casos, por todo, incluso presionar para que el maestro le suba las notas a su hijo, y cualquier casuística, sea verdad o mentira, se extiende como la pólvora, con cada vez más casos de amenazas y acoso».