La legislatura del Consell más coral y transversal de la historia de la Comunitat enfila su recta final tras decir adiós a uno de los años más volátiles de la política española, que se despide con la irrupción de la ultraderecha -400.000 votos para Vox en las elecciones andaluzas-, de efecto imprevisible cara a la llamada a las urnas municipales y autonómicas del 26 de mayo. Ya no se espera que el president Ximo Puig haga uso de un adelanto electoral con el que ha amagado desde febrero del 2018.

Los pactos volverán a

ser imprescindibles

Aunque pocas son las encuestas que contemplan, de momento al menos, otro escenario que no sea el de la reedición del Pacte del Botànic, ese ejecutivo autonómico a tres bandas de PSPV, Compromís y Podem, este último ya como parte del gobierno y no desde fuera, se abre ahora una primera incógnita por la ascensión prevista de Ciudadanos y la eventual entrada en escena de Vox, que plantearía la posibilidad de que el PPCV pudiera descabalgar al tripartito pactando con ambos. Una incógnita también válida para los ayuntamientos más importantes de la provincia, la gran mayoría con gobiernos progresistas de coalición. Por tanto, finiquitadas las mayorías absolutas, las coaliciones volverán a ser fundamentales con, a priori, dos posibles grandes pactos: el de la izquierda con PSPV, Compromís y Podem; y por la derecha con PP, Cs y Vox.

Cinco meses para marcar diferencias sin ‘romper’

La hoja de ruta de socialistas y Compromís para los cinco meses que quedan hasta los comicios no se desvía del objetivo de dar imagen de estabilidad del acuerdo de gobierno, sin visibilizar las evidentes diferencias entre uno y otro partido, pero sí incorpora acentuar aquello que les separa cara a la cita electoral. Las espadas están en alto en clave política, con el fin de recoger más votos en ambos casos --el PSPV para ganar distancia frente a la coalición nacionalista y Compromís para aupar a su líder y portavoz, Mónica Oltra, si es posible, hasta superar a Puig en votos--, pero no en el plano institucional, que continuarán tratando de vender como de una armonía total cara a la opinión pública. El argumento de que es necesaria una nueva legislatura del Botànic para completar las políticas sociales iniciadas en el primer mandato que ahora acaba, será más persistente aún que hasta este momento.

La Generalitat, de nuevo a

tiro de los castellonenses

En clave de partidos, los socialistas tienen en el president Puig su principal aval, igual que la mayoría de los alcaldes, como los de Castellón, Vila-real, Burriana, Onda, l’Alcora, Almassora o la Vall. Compromís confía en el tirón del conseller Marzà, a la espera de cerrar el conflicto interno por las primarias, para arañar más poder en los ayuntamientos. Mientras, en el PP Isabel Bonig se estrenará como candidata a la Generalitat y las urnas deben confirmar su liderazgo en un partido que ha renovado la mayoría de sus cabezas de cartel para las municipales, con una apuesta clara por las mujeres. Podem y Ciudadanos lo fían todo a la marca y a la imagen de sus líderes a nivel nacional. Sea como fuere, por segunda vez, los líderes de los dos partidos mayoritarios son de la provincia, por lo que, pase lo que pase, hay muchas posibilidades de que la presidencia de la Generalitat siga en manos castellonenses.

‘Pacte del Grau’ de altibajos

y Plan General, el objetivo

En la capital, la relación de los socios del Pacte del Grau (PSPV, Compromís y Castelló en Moviment) ha tenido graves altibajos que han culminado con el llamado caso Brancal, que acabará el 11 de enero con el cese de la vicealcaldesa por un tema judicial. Para el 2019, el principal objetivo es el Plan General, gobierne quien gobierne.

El adiós de Javier Moliner a la política activa

La Diputación, último bastión del PP en la provincia, es el escenario en el que la salida de Javier Moliner, que dejará la política activa al terminar su mandato, plantea diversos retos a un PP que podría perder la mayoría absoluta en mayo, pero con opción de seguir gobernando con Ciudadanos. Moliner se va dejando el listón muy alto y ha llevado su lema Piensa en grande hasta el máximo. Toda vez que Miguel Barrachina ha renunciado a la sucesión, hay hasta tres candidatos.