La familia Alegre era la propietaria del emblemático hotel Miriam, uno de los primeros establecimientos de este tipo --con tres estrellas-- con los que contó la ciudad de Castelló a finales de los años 60 principios de los 70. El edificio, que cerró en el 2004, tenía 25 habitaciones y casi una decena de personas que trabajaban en el mismo --dos botones, dos vigilantes de noches, dos recepcionistas, tres señoras de la limpieza y una directora-gerente--. Durante los 25 años en los que permaneció abierto al público, se caracterizó por mimar al máximo a sus clientes, con toallas de hilo para las señoras y carpetas con papel timbrado en cada una de las habitaciones.