Si este martes ha escuchado el sonido de cazas sobrevolando el cielo por encima de su casa, no se asuste, fue por un buen motivo. Hasta el viernes, la provincia acoge por primera vez el despliegue de una Unidad de Defensa Antiaérea para vigilar y controlar su espacio aéreo. Se trata de una de las operaciones permanentes y rutinarias que realizan periódicamente las Fuerzas Armadas por todo el territorio nacional para comprobar que la defensa aérea en ese lugar es eficaz y funciona.

Así, el motivo de su visita no es otro que detectar puntos vitales en Castellón en los que se resistiría mejor a un ataque enemigo y adiestrar a los militares a través de misiones simuladas, a fin de averiguar cómo defenderían esos emplazamientos en caso de un conflicto bélico por aire. Para ello, los especialistas han distribuido tres áreas donde realizar esos entrenamientos.

En primer lugar, el núcleo de mando y control, que vendría a ser el cerebro de toda la unidad, ya que permite trabajar de una manera coordinada sin cometer errores, se encuentra asentado en las instalaciones del aeroclub del Grao. En segundo, el núcleo de fuego, el músculo del operativo en el que se exhibe toda la artillería de la brigada, situado en puntos vitales como el aeropuerto o el puerto; y, por último, el departamento de apoyo logístico, colocado estratégicamente en el campamento militar de la Montaña Negra, ubicado entre Borriol y Castellón, a través del cual abastecen de alimentación, asistencia sanitaria y carburante a los especialistas desplegados por las diferentes localizaciones.

Para llevar a cabo la operación --parcial en este caso, puesto que no interviene la Fragata, solo participan el Ejército de Tierra y Aire--, se han desplazado estos días hasta la provincia 26 oficiales, 80 suboficiales y 264 militares de tropa procedentes de Madrid, Cartagena (Murcia) o Sevilla. «En total, son 370 profesionales los que están físicamente, pero contando los pilotos de los cazas, los mecánicos o los técnicos que han diseñado el operativo desde el cuartel general, el personal implicado indirectamente asciende a 700-800 personas», ha explicado el general jefe del Estado Mayor del Mando Aéreo de Combate, Francisco González-Espresati, que precisamente es oriundo de Castellón.

Eso sí, la unidad de defensa desplegada no ha venido con las manos vacías. Con ella, repartida por los asentamientos del puerto o del aeropuerto, hay cañones antiaéreos y una variada batería de misiles: Mistral, con un alcance de 4-6 kilómetros; Nasams, que pueden llegar hasta los 25; y los más potentes, Hawk, con un alcance de 40 kilómetros y un techo de 18.

Ahora pueden ser simplemente un «juego de operaciones ofensivas y defensivas» para poner a prueba la defensa aérea, pero quién sabe si estos ejercicios son claves para repeler un ataque hostil en el futuro.