Aureli Segarra se dirigía a su finca en moto cuando se vio sorprendido por el diluvio. «Iba a cruzar un paso subterráneo y vi que había un palmo de agua, así que decidí dar la vuelta, pero apenas tuve tiempo; de repente, cayó una tromba y se anegó todo, el coche que iba delante de mí quedó atrapado y tuvieron que venir la Policía Local y Bomberos». Solo tiene palabras de agradecimiento para los rescatadores. «Yo iba calado hasta los huesos, y nos sacaron de allí, nos trataron muy bien».

Cuando logró llegar a su finca, una vez pasó lo peor, halló un panorama desolador. «El agua se ha llevado el camino de acceso y un trozo de muro, ha arrastrado e inundado todo, bajaba como una gran lengua». En el interior de su parcela todo está anegado, y hay montones de restos de vegetación que arrastró. «Por suerte no ha afectado a la casa y el corral, pero sí a todos los árboles; si hubiese tenido cultivo, se hubiera echado todo a perder, pero hace unos años sustituí el huerto por un pequeño bosque».

Mientras comprueba los daños, uno de sus perros juega con un cangrejo de río. «Hay más de uno, supongo que debían estar en la Bassseta del Bovalar y como se ha desbordado, la fuerza los ha arrastrado a su paso».

No es la primera vez que es testigo de una situación similar: «Hace diez años que compré la finca y ya pasó otra vez que, en una riada, se inundó todo y el agua destrozó los accesos». Aun así, dice que «no es normal». Sospecha que tras la anegación podría estar la mano de hombre: «Creo que es debido a un movimiento de tierras que se hizo en zonas superiores, porque antes cuando había episodios de lluvias intensas, bajaba el agua por la canalización de la Basseta, pero ahora es como un río».