El Grao de Castellón despidió en la tarde de ayer las fiestas en homenaje a Don Carnal con el entierro de la sardina. El parque de la Panderola acogió el último evento de las celebraciones después de la larga madrugada del sábado, en la que las calles del distrito marítimo estallaron de color y diversión en un desfile en el que los muchos e imaginativos participantes desafiaron al frío.

En un ambiente menos hostil, con temperaturas más suaves, aunque también invernal, cientos de graueros, familias enteras, grupos de amigos y numerosos representantes políticos no quisieron perderse el broche de oro de los festejos y participaron ávidamente de la tradición, con un recorrido que comenzó a la luz del día tras el velatorio de la sardina, para acabar ya de noche con el simbólico y animado entierro de estas fiestas.

‘BOTAFOCS’ Y ‘DIMONIS’ // Si por la mañana la música de pequeños y jóvenes hicieron las delicias de todos en el Grao, por la tarde, el fuego de los demonios de Botafocs volvió a ser protagonista en el desfile de las viudas y viudos que acompañaron a la sardina por las principales calles del distrito marítimo, sin olvidar la avenida de San Pedro, hasta llegar al parque de La Panderola. En ese escenario entrañable para todos los habitantes de la zona, cientos de vecinos se concentraron y asistieron a un emotivo entierro de la sardina.

Este acto es, además, el pistoletazo de salida para que todos los entusiastas de los disfraces, coloridos e imaginativos en cada edición del Carnaval, comiencen a pensar en las identidades que elegirán para el año próximo.

Todo ello, con el buen sabor de boca que ha dejado esta edición de Carnestoltes en el distrito marítimo, no solo para los vecinos del Grao, sino para los muchos visitantes que se acercaron durante el fin de semana y, especialmente, en la noche del sábado, para disfrutar del ambiente festivo en los festejos más paganos transgresores del año.

El gran desfile multicolor recorrió las calles centrales, para desembocar igualmente en el parque de la Panderola, donde convivieron la animación de las charangas, presente en todo momento, la Academia Coppelia y La Fam, que centró la atención de vecinos y visitantes con sus zancudos y sus personajes de ilusión y magia desbordante al ritmo intenso de la música. La Selva de Scura Splats también causó sensación en un pasacalle alegre que llenó desde media tarde hasta más allá de la medianoche el distrito marítimo.