La portavoz del bipartito del Ayuntamiento de Castellón, Verònica Ruiz, aseguró ayer que «el equipo de gobierno no prevé hacer un referéndum sobre el topónimo de la ciudad». «No entra en los planes de este gobierno. Soy de la opinión de que la ciencia no se vota. La ciencia es. Los informes científicos y culturales que dan soporte a este expediente no pueden votarse», insistió Ruiz, contestando así a la petición registrada el 28 de febrero instando a convocar una consulta popular sobre el topónimo, como ya informó este periódico en la edición de ayer. La demanda conjunta fue presentada por la Federació d’Associacions Ciutadanes, Consumidors i Usuaris de Castellón, la Federación Coordinadora de Entidades Ciudadanas (Coasveca) y la Federación Provincial de Asociaciones de Vecinos. Y el escrito, firmado por los presidentes de dichas entidades --Amalio Palacios, Francisco Cabañero y Vicky Amores--, apela «al diálogo y al consenso», posicionándose de antemano a favor de mantener la forma bilingüe actual.

La portavoz del equipo de gobierno zanjó así la posibilidad de un referéndum sobre la normalización del nombre de la ciudad, cuyo inicio de la tramitación se ha pospuesto hasta mayo.

Ruiz hizo estas declaraciones tras la junta de gobierno celebrada en el ermitorio de la Magdalena (de forma paralela al pleno del Consell), que calificó de «histórica» por el emblemático espacio en el que transcurrió. En la reunión, entre otros puntos, se aprobó desestimar la solicitud de expropiación de una parcela en la Marjaleria (en la zona de la Fileta) formulada por sus propietarios alegando que el anterior plan especial (que ahora queda anulado) la calificaba como zona verde. Se ha desestimado, según Ruiz, porque en el nuevo Plan General esos terrenos ya no son zona verde.

Además, se ha prorrogado el contrato para la explotación de un puesto de hamacas y sombrillas ubicado en la playa del Gurugú; y otro similar para la explotación del un puesto de escuela náutica en la playa del Pinar.

También se ha concedido licencia al colegio de la Consolación para que durante las fiestas de la Magdalena adecuen el salón que se quemó en Navidad.