Ángela, Joan, José, Carmen, Inés o Cristian son seis de los 125 estudiantes Erasmus de la Universitat Jaume I de Castellón que han optado por mantener este curso la realización de una estancia en el extranjero pese a todos los imprevistos e inconvenientes derivados de la crisis del coronavirus y que han hecho de la perseverancia y la valentía su bandera para poder llevar a cabo nuevas experiencias.

Alemania, Francia o Italia son los destinos más escogidos este curso, aunque también se encuentran alumnos de la universidad castellonense en otra veintena de partes del mundo, como sucede con Inés Arquimbau, que se ha desplazado hasta Rumanía.

Ahora bien, a la burocracia o la dificultad habitual del proceso esta vez se le ha sumado la incertidumbre, por un lado por el retraso en la resolución de la convocatoria: «Estuvimos esperando hasta junio para saber si nos íbamos», explican; y por otro lado por la propia evolución de la pandemia o las restricciones derivadas de la misma, como el cierre de fronteras entre los países. A todo esto se le agregó el miedo, especialmente de los familiares: «No querían que me fuera» o «se quedaron anonadados cuando les dije que quería irme igual de Erasmus» son algunos de las reacciones de las personas más cercanas que relatan estos seis jóvenes.

La principal motivación, a parte de vivir nuevas experiencias, es la de aprender o perfeccionar otro idioma. «Un Erasmus no solo es fiesta, sino que también es currículum», afirma José Palmer, que busca compatibilizar sus estudios en Alemania con un trabajo para completar su experiencia de cara al futuro profesional.

Distinto modelo

Y es que, como sucede en muchas facultades españolas, la forma de impartir las clases se ha visto alterada. Unos combinan la asistencia física con la digital en un régimen de semipresencialidad, como ocurre en el caso de Palmer, mientras que otros muchos realizan la formación al completo de forma digital.

Esto supone un reto para alumnos como Joan Vilar al tener que compaginar la dificultad propia de una carrera técnica como Ingeniería Mecánica con las lecciones en otra lengua y desde la distancia, todo debido en su caso a un rebrote originado de forma similar al que se ha dado en una residencia de estudiantes de València, pero espera recuperar próximamente las clases presenciales.

Tres modelos distintos que la Comisión Europea acordó y recoge la UJI en un protocolo, todo con el objetivo de poder dar continuidad al programa Erasmus, creado en el 1987 por una asociación estudiantil y que ha ido creciendo, año tras año, de forma paralela a la Unión Europea.

Tiempo para el ocio

A pesar de todo también queda tiempo para el ocio, que difiere de la imagen compartida por el imaginario colectivo. En Alemania mantienen los encuentros en los pubs, que cuentan ahora con una extensa vigilancia de seguridad para velar que se cumpla tanto el distanciamiento social como el uso de la mascarilla.

Descubrir las ciudades con la tranquilidad que ha comportado la bajada de turistas es otro de los pasatiempos de todos estos jóvenes, que en apenas una semanas de curso ya cuentan con material de sobra para alimentar sus perfiles de la red social Instagram.

Así, el Erasmus se ha aliado con la perseverancia y las ganas para dejar de lado sensaciones tan propias de estos días como la incertidumbre o el miedo.

Los testimonios

ÁNGELA GARCÍA > ALEMANIA

«Quería independizarme y salir a aprender idiomas»

«Quería independizarme y salir a aprender idiomas» Ángela García es estudiante del grado en Traducción e Interpretación y realiza este curso una estancia Erasmus en Alemania, con la motivación principal de «independizarme y salir a otro país a aprender idiomas».

Pese a que, tal y como ella misma relata, muchos compañeros «han cancelado la estancia o finalmente no les han dejado irse» por las limitaciones derivadas de la pandemia, ella optó desde el primer minuto por «seguir adelante» y continuar con los planes: «La vida es para los valientes y es mucho más fácil quedarse en casa, por lo que si el programa seguía en marcha yo no me iba a echar atrás».

En su universidad de destino realiza las clases de forma semipresencial, del mismo modo que aplica este año la Universitat Jaume I de Castellón. Sin embargo, durante todo el camino previo y los preparativos Ángela también ha tenido que afrontar alguna dificultad, como la incertidumbre ante el retraso en la resolución de la convocatoria o toda la burocracia que ha tenido que realizar.

JOAN VILAR > FRANCIA

«Es algo difícil estar fuera ahora por la familia»

Joan Vilar afronta su segundo año de movilidad internacional en Toulouse (Francia) y, aunque no ha sufrido ningún gran contratiempo derivado de la pandemia, confiesa que «ahora es algo más difícil estar fuera por no estar con la familia o los amigos».

Una cuestión que lidia con las nuevas tecnologías, a través de la cuales también le imparten clases ahora a raíz de un brote originado en su campus similar al del colegio mayor de València. «En mi carrera, Ingeniería Mecánica, ya cuesta así comprender los conceptos, a lo que hay que sumar el idioma».

JOSÉ PALMER > ALEMANIA

«No solo es fiesta, sino que también es currículum»

José Palmer se encuentra en Alemania estudiando Economía tras seguir adelante con el proceso para realizar la estancia «aunque con cautela».

Además, ahora busca trabajo para compatibilizarlo con las clases: «Un Erasmus no solo es fiesta, sino que también es currículum», explica y aunque llegó «con un poco de miedo y la incertidumbre de si cierran la frontera», afirma que previamente «ya conocía los datos de España» y al llegar pudo comprobar que «el covid aquí está mucho más controlado que en España». A pesar de todo esto, confiesa, como muchos otros, que la familia «al principio no quería que marchara fuera».

Las clases las realiza de forma semipresencial, alternando la asistencia por semanas y, en lo que respecta a la vida social, remarca el control que tienen los locales de ocio, cada uno con un guardia de seguridad dedicado a controlar el uso de la mascarilla y que se respete la distancia mínima de seguridad. Eso sí, allí seguirá resistiendo las ganas de bailar.

CRISTIAN GUILLÉN > ITALIA

«Desde primero de carrera tenía claro hacer la estancia»

Cristian Guillén, estudiante de Administración y Dirección de Empresas, lleva ya un mes en Módena (Italia) totalmente adaptado ya a la ciudad. Aunque realiza las clases a distancia y esto le llevó a plantearse seguirlas desde España, finalmente optó por ir hasta allí para experimentar la experiencia completa: «Desde primero de carrera tenía claro que quería hacer la estancia e irme fuera», comenta.

Y es que, fue a principios de verano cuando recibió la noticia de que podría marcharse. Tras afrontar ciertas «dudas de la familia por la incertidumbre de estar en otro país», comenzó a buscar el piso en el que alojarse, que ahora comparte con otros compañeros italianos y afirma haber tomado la decisión correcta.

Por ello, Cristian anima hoy a otros estudiantes que estén dudando en realizar la estancia en el extranjero «si ya lo tenían claro antes», aunque sin dejar de lado «todas las precauciones necesarias», ya que aunque las clases son on line, aprovecha para adentrarse en el aprendizaje del italiano.

INÉS ARQUIMBAU > RUMANÍA

«Las clases son ‘on line’, pero hay mucho ambiente»

Rumanía ha sido el destino de Inés Arquimbau, estudiante de Periodismo, que al poco de haber llegado allí ya afirma que «es una experiencia que hay que vivir».

El virus en el país que ahora le acoge «no ha tenido tanta afección» y aunque «las clases son on line, hay mucho ambiente igualmente». Ahora bien, esta transformación digital de la universidad allí está costando un poco más, lo que añade dificultad a la adaptación que ya conlleva desplazarse hasta un territorio nuevo, pero pese a todo dice que no se arrepiente.

Una vez más, las ganas de Inés por salir de casa ganaron al miedo y la incertidumbre: «Al principio mis padres no querían que me fuera por miedo», comenta a la vez que añade que «recomendaría la experiencia, ya que más vale irte y arrepentirte, que quedarte con las ganas». Por ello, la espera hasta que la Oficina de Relaciones Internacionales de la UJI le comunicó que podría iniciar la estancia finalmente se hizo todavía más «dura».

CARMEN DOBROTA > ITALIA

«No he tenido ningún miedo, siempre quise irme fuera»

«No he tenido ningún miedo porque siempre quise irme fuera». Así de rotunda se muestra Carmen Dobrota, estudiante de Finanzas y Contabilidad que hace un mes realiza una estancia de doble grado en Italia.

«La universidad siguió adelante, así que yo también decidí seguir adelante con mi formación», premisa con la que se puso manos a la obra para localizar el espacio que se convertiría durante varios meses en su hogar, aunque con su familia «un tanto anonadada» por esta reacción y, en especial, por la cambiante evolución de la pandemia.

Por ello, «con precaución», Carmen sigue desde su hogar en Italia las lecciones de forma on line. Solo puede acudir ahora a la biblioteca de su campus y solicitando la respectiva cita previa. «Es todo un poco más caótico y difícil con las medidas, ya que no todo el mundo las cumple siempre», señala, aunque se considera «afortunada» de poder estar allí, «ya que otros países han restringido mucho más el Erasmus», por lo que algunos no han podido completarlo.