La Unió de Llauradors vuelve a tener un secretario general castellonense. Tras el adiós de Ramón Mampel, Carles Peris (les Alqueries) toma el mando con el objetivo de hacer real lo que hasta ahora es más un deseo que una realidad: reconvertir y rejuvenecer el sector primario de la provincia. ¿Cómo? Asegura que no hay otra fórmula que hacer atractivo el campo, algo que se logra con precios y mayor rentabilidad.

--¿Qué valoración hace del sector primario y ganadero de Castellón en el momento de su llegada a la secretaría general?

--Si nos ceñimos a los datos de que disponemos, el momento no es nada halagüeño por el abandono creciente de explotaciones, la escasa incorporación de jóvenes y los bajos precios que percibimos por nuestros productos. Pero a mí me gusta ser optimista y creo que podemos cambiar las cosas juntos, siempre que logremos sensibilizar a los gobiernos de la importancia económica, social y medioambiental del sector.

--¿Cuáles son sus objetivos?

--La ponencia de política agraria aprobada en nuestro XIV Congreso el pasado fin de semana nos marca las líneas de trabajo. Tenemos 170 propuestas plasmadas en la misma que trasladaremos a las diferentes administraciones. Entre ellas, destaca el establecimiento de medidas y políticas que beneficien a los profesionales; lograr un mercado justo, ético, transparente, equitativo y sostenible; la mejora de la eficiencia de las explotaciones; el incremento de la estabilidad de los ingresos agrarios; un firme impulso del relevo generacional; prestaciones y cotizaciones sociales dignas para los profesionales agrarias y políticas para la adaptación al cambio climático.

--Usted llega a la secretaría general tras ser responsable de cítricos de la entidad. ¿Cómo va la campaña y cómo evolucionará?

--Ya me gustaría saber cómo evolucionará. Lo que sí podemos decir es que la primera parte de la campaña no ha sido buena, en gran parte por culpa de los nefastos acuerdos de la Unión Europea con países terceros como es el caso de Sudáfrica, que ha provocado que hasta hace pocos días los lineales de los supermercados estuvieran llenos de cítricos de ese país. Este y otros estados terceros ejercen una competencia desleal. Esperemos que el periodo que comienza ahora y que se alargará hasta mediados de enero sea mejor, ya que es cuando más nos jugamos los citricultores de Castellón porque casi el 70% de la producción son clemenules. Ya veremos como se comporta la meteorología.

--¿Cree que el sector tiene pendiente una reconversión varietal para alargar las campañas?

--Es clave la ordenación varietal, sobre todo bajando volúmenes de clemenules y apostando por otras variedades de mandarinas que vengan un poco antes o más tarde y completando la oferta con variedades de naranja tardías para la industria de transformación o en fresco, que están funcionando bien. A mi juicio, es positivo innovar para llegar a una mejor ordenación de la campaña y ofrecer novedades al mercado. Tenemos instrumentos para afrontar esa reconversión, como los fondos operativos, pero la administración debe acometer un plan de reconversión varietal.

--El sector citrícola vive un momento de concentración. ¿Cree que es bueno o malo?

--El aumento de la dimensión de nuestras explotaciones es bueno para reducir costes y ser más competitivos, pero también es fundamental para el futuro que el modelo de agricultor profesional medio se mantenga agrupado en el sector cooperativo, que tiene una importancia social vital. También se puede trabajar en agrupaciones de productores que se defiendan su fruta. Creo que son dos modelos diferentes pero que pueden convivir. Sin embargo, sinceramente no veo una gran concentración en pocos años y tampoco no es mi apuesta. Llegado a este punto lanzaría una pregunta: ¿por qué invierten los grandes citricultores por el sector si no pensaran que es rentable?

--Uno de sus objetivos pasa por incorporar a más jóvenes y mujeres al campo. ¿Cómo lograrlo?

--Tengo claro que hay que cambiar cosas para evitar la sangría actual. En primer lugar, no podemos dejar por el camino a ningún joven que decida dar el paso. Si hay que detraer ayudas de otras partidas para que los jóvenes puedan entrar, hay que hacerlo. Y sobre todo, hay que avanzar en la rentabilidad de las explotaciones para que sean atractivas.

En el caso de las mujeres, son el pilar del mundo rural. Hay que llevar al campo lo que ya hemos hecho en la Unió: hay una mujer en la comisión ejecutiva autonómica y en la mayor parte de comarcas han entrado en las juntas. Aun así, queda mucho por hacer para romper el techo de cristal.

--¿Por qué en Cataluña o Aragón es más rápido realizar ampliaciones o nuevas granjas para el sector ganadero que en Castellón? ¿Qué medidas hay que tomar?

--En Castellón es necesario tramitar la declaración de impacto ambiental para explotaciones de solo 400 cerdos de engorde, cuando en las autonomías colindantes está en 2.000. Hay que acompasar estos umbrales para reducir la tramitación de los expedientes. Para los municipios de interior esta medida es clave para fijar población y evitar que los ganaderos se vayan a otros territorios.