La flota pesquera de Castellón, como prácticamente la totalidad de los sectores económicos a nivel internacional, no pasa por su mejor momento. La crisis del coronavirus también ha afectado a este colectivo. «En el primer mes de confinamiento tuvimos los barcos parados y ahora que podríamos levantar cabeza, no nos dejan». Estas son las palabras de Pedro Guzmán, patrón del barco El Paraíso, y su lamento viene porque la aprobación del Plan de Gestión para el Mediterráneo hace escasos días les impide pescar gamba roja en el primer caladero de este crustáceo que se recuerda en las costas de Castelló.

Guzmán asegura que el espíritu de esta ley es el de proteger especies como el salmonete, pulpo, merluza o rape, y no tanto la gamba roja, pero en el caso de Castelló «parece que nos están obligando precisamente a pescar lo que en teoría hay que preservar». El motivo no es otro que al no ser habitual que exista gamba roja en las costas de Castelló --de hecho no se recuerda un caladero como este en la historia reciente--, las diferentes embarcaciones no poseen un histórico de pesca y la ley obliga a que presenten las capturas de otros años para permitir que se pesquen ahora. «Si no había gamba roja, no podemos presentar nada», afirman.

ACCIONES PREVISTAS

El secretario de la Federación de la Cofradía de Pescadores San Pedro de Castellón, Manuel Albiol, asegura que no se quedarán de brazos cruzados: «Tenemos pensado movilizarnos a nivel institucional en el Ayuntamiento, Conselleria y Ministerio, al que ya le hemos enviado varios escritos». Albiol incide en que realizarán «mucha presión. Nos estamos jugando mucho, el futuro de una flota a la que están condenando».

Remarca el secretario de la cofradía que «la nueva normativa ha separado la pesquería costera mixta con la de profundidad o gamba roja, que es a la que se está perjudicando en Castellón».

La ley a la que alude, publicada este mismo 20 de mayo, impediría la pesca de un producto muy cotizado en el mercado y que serviría a los pescadores locales para tomar algo de oxígeno en estos tiempos difíciles: «Cada kilo de gamba roja lo estábamos vendiendo a unos 40 euros el kilo, y pescando entre 60 y 100 kilos al día. Es más rentable que otros productos, pero como han sacado el baremo de lo que pescamos de esta especie entre 2014 y 2018 ya no nos dejan sacar más».

Sin duda, los pescadores de Castelló y Burriana, que también podrían aprovechar este caladero, se encuentran en una encrucijada de difícil solución, pero no están dispuestos a dar tan pronto su brazo a torcer. «No tiene ningún sentido esta prohibición porque va en contra precisamente del espíritu de la norma, que pretende preservar los recursos. Ahora nos obligarán a pescar más especies en el litoral que en teoría se quieren proteger para poder subsistir», concluyen.