La falta de recursos económicos y el imposibilidad de asumir el coste del alquiler --a pesar de la bonificación aplicada por el propietario al tratarse de una entidad social-- han sido las dos principales causas por las que Afanías ha tenido que cerrar las puertas de su sede ubicada, durante dos años, en el centro urbano. El objetivo era captar más socios, vender productos, ofrecer información de las actividades y acercarse a los castellonenses. Así lo explicaron ayer a este diario tanto el presidente de Afanías, Héctor Redó, como el gerente, Francisco Gil.

Si bien, por el momento, no se plantean eliminar ninguno de los recursos de atención al usuario (centro de día, centro ocupacional, viviendas tuteladas, residencia y centro de atención temprana para niños de entre 0 y 6 años), Afanías sí que necesita actualmente un mayor número de ingresos «para seguir creciendo y ofrecer los mejores servicios sin depender tanto de las administraciones», aseguró Gil, quien solicitó el apoyo de la sociedad castellonense. En el mismo sentido se pronunció Héctor Redó, quien destacó que en la actualidad están buscando otro local en el centro, más asumible económicamente y ajustado al precio que puede pagar Afanías «para poder utilizarlo también como sala de reunionesn y para escuelas de familias con niños de entre 0 y 6 años que necesiten el servicio».

MÁS ATENCIONES A NIÑOS / Precisamente esta atención a niños pequeños es la que ha sufrido un mayor incremento en el último año, pasando, en solo doce meses, de 100 a 180 personas al mes, por lo que se ha tenido que ampliar el concierto con la Conselleria de Bienestar Social. «Además, debido a este aumento de niños y niñas de 0 a 6 años que acuden a nuestro centro ha obligado a utilizar para este servicio el espacio del centro ocupacional que se ha liberado tras el traslado de este recurso a las instalaciones de Penyeta Roja», destacó Redó, quien confió en la solidaridad e implicación de los castellonenses para que Afanías pueda seguir siendo una opción útil.