El catálogo de mis muy variadas aficiones y hasta profesiones, bulle siempre en mi interior cuando me sitúo ante hechos o seres humanos que han desarrollado su vida con cierto protagonismo en el mundo de las artes, pintura, música o teatro. Por ejemplo, está saltando sobre la página de hoy ese Abel Mus burrianense del que he escrito y hablado en varias ocasiones. No solamente fue nombrado primer director del Conservatorio de Castellón, sino que también, excelso violinista que convirtió en muy notables sus conciertos con los maestros Joaquín Rodrigo o José Iturbi, con el propio Xavier Cugat cuando tuvo que acercarse además al mundo del cine. Sitúo a los lectores, recordándoles que Abel Mus había nacido en Burriana en abril de 1907. Bueno, pues se justifica hoy aquí su presencia por su paisanaje y amistad con Vicenta y sus muchas coincidencias en las actividades mutuas en el mundo del arte y participantes para más inri en las tertulias de un famoso pintor llamado Blesa, autor del mural realizado al fresco, que representa a San Antonio repartiendo el pan entre los pobres, mural que se puede admirar todavía en la iglesia burrianense de San Antonio. Así que, entre Blesa y Mus, está el espíritu de la pintora Peset Almela, rodeada su vida de cultura y en la necesidad de hacer el bien a los demás.

CULTURAL Y ERUDITA // Lo cierto es que Vicenta Peset Almela fue un ser humano de alta dimensión en varios campos, ya que también colaboró con el médico y literato castellonense Francisco Cantó Blasco, que perteneció a la Facultad de Medicina de Valencia, al Instituto Médico Valenciano, también presidente de Lo Rat Penat. Entre otras muchísimas cosas, ambos, Cantó y Vicenta, contribuyeron a dotar a Lucrezia Bori de un generoso ajuar. Vicenta era más joven que Cantó, pero se mostraron como seres humanos muy unidos en el discurrir de sus vidas respectivas. Algo parecido le ocurrió con la valenciana universal Lucrecia Borja, cantante soprano, que el mundo conoció como Lucrezia Bori. Además, ambas eran habituales en las fiestas de verano en la villa de la familia de Sebastián Carpi, en Benicàssim, escenario que convertía esas reuniones en un círculo de amistad y buenas relaciones con gentes de alto nivel intelectual y culto.

Y otro hecho que añadimos al catálogo vital de Vicenta Peset es el que se refiere a su participación con dos óleos, titulados Retrato y Huertanica, en la magna exposición que organizó en su primera etapa el Ateneo Cultural de Castellón en 1927, en los salones del Casino Antiguo, para conmemorar y celebrar la realización del monumento homenaje a Francisco Ribalta, obra del escultor Juan Bautista Adsuara, exposición en la que también participaron Pinazo y Porcar.

LA VIDA // Vicenta nació en Burriana en el verano de 1899, hija de Alberto Peset y Dolores Almela. El padre, que falleció bastante joven, ejerció como secretario del Juzgado Municipal burrianense. Matrimonio con cinco hijos, la madre tuvo que ingeniárselas para que Vicenta y sus hermanos pudieran seguir con sus estudios en aquellos tiempos ciertamente difíciles. Casi todos fueron alumnos del Colegio de la Consolación. Vicenta hasta 1918 y allí aprendió ya a dar las primeras pinceladas. El maestro pintor Blesa, sería su primer profesor. Y ella se fue formando en otros campos artísticos, como el musical, que le empujó para convertirse en exquisita violinista y muy profesional pianista. Eso le permitió coincidir en muchas ocasiones con Abel Mus Sanahuja, como ya se ha dicho, sobre todo al regreso de Abelardo después de su experiencia como profesor y director de la Escuela Superior de Música, de París, en Francia.

Por otra parte y mientras tanto, la madre de Vicenta destacó como una muy buena modista y su casa se la consideraba como una universidad donde todo en esa materia se aprendía. Y en aquella casa, entre la señora Dolores y sus hijas, aparecían los más hermosos ajuares bordados, vestidos y sombreros típicos femeninos de aquella nostálgica época.

SU MARIDO // Vicenta contrajo matrimonio con el abogado José Vicent Mingarro, él decía siempre de su esposa que las actividades de ella eran capaces de mostrar una elevada dosis de creatividad, hiciera lo que hiciese. El enlace tuvo lugar lo que solemos decir cuando nos referimos a principios de los años treinta, en “antes de la guerra”. Y como el señor Vicent Mingarro fue destinado después de una oposición a Barcelona, como Magistrado de la Audiencia, el domicilio familiar se trasladó y mantuvo durante muchos años en aquella capital.

Barcelona fue para Vicenta un nuevo mundo de relaciones artísticas y personales. Es normal, por tanto, que pronto fuera invitada a pertenecer a la Agrupación de Acuarelistas de Cataluña, donde, entre otros artistas, encontró Vicenta un ‘socio’ para pintar, José Martín Antón, quien la invitó a participar en la exposición, a modo de oportunidad para los alumnos de su taller. Una exposición anual de gran repercusión. No faltaron las buenas relaciones de Vicenta en Barcelona, que la convirtieron igualmente en miembro del Círculo Artístico de Sant Lluch, donde entró en contacto con otros artistas catalanes, especialmente Ceferino Olivé.

SU OBRA // Vicenta Peset siempre repetía que ella no vivía de la pintura, artista en el óleo y la acuarela, también en el dibujo. Recibía muchos encargos cuando se dedicaba a pintar señoras de la época con elegantes vestidos largos, sentadas en los palcos del Liceo. Y todo lo que se vendía, que era mucho, producía un dinero que iba a parar a la Fundación de San Juan de Dios de Burriana, a la que la pintora pertenecía y tuvo siempre entre sus recuerdos y sus gestos. Aquí llegó la noticia de que el president de la Generalitat de Catalunya, Jordi Pujol, le hizo entrega de la Creu de Sant Jordi en reconocimiento a su vida, sus gestos y su obra en pro de aquellas ciudades y sus gentes. En realidad, el matrimonio tenía un gran estudio en la Rambla de Catalunya, donde también estuvo con ellos una hermana. Dice Herminia Sanblás Arroyo en su libro que, en aquel ambiente había una “agradable atmósfera”.

Al jubilarse el magistrado, la pareja volvió a Castellón. Pariente muy cercano fue entonces el médico Rafael Peset Puchades, oriundo de Altura, donde ha vuelto ahora después de jubilarse.

En el cementerio de Burriana hay un singular panteón donde fue inhumado el marido y después, el 2 de agosto de 1990, también Vicenta, María Vicenta. H