No a las reválidas» y sí a una prueba «lo más parecida posible a la extinta selectividad». Es lo que pedirán al ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, los consejeros de la Comunitat, Andalucía, Aragón, Asturias, Baleares, Cantabria, Castilla-La Mancha y Extremadura, en una reunión aún sin fecha pero que hoy tendrá un avance en la primera comisión técnica con directores generales y ministerio.

Las ocho autonomías --gobernadas por el PSOE o en coalición, como la valenciana-- se citan para hablar sobre la nueva evaluación final de Bachillerato, pero no entrarán en el debate, porque están «en contra». Además, han exigido que se eliminen «previamente» los aspectos de «segregación» y que se «abran espacios de reflexión» con vistas a un «posible pacto por la Educación». “Nos oponemos rotundamente a cualquier prueba final de Primaria, ESO y Bachiller”, dijo el consejero de Cantabria, Ramón Ruiz.

Marzà se ha posicionado frontalmente en contra de las reválidas y las ha recurrido ya ante el Supremo. En bloque, reclaman al Gobierno que la prueba que sustituye desde este curso a la selectividad sea «lo más semejante posible a Esta», de forma que el examen sea solo sobre las asignaturas troncales de segundo de Bachillerato. Además, debe ser una prueba «única» y debe mantenerse el distrito universitario único.

SIGUE LA INCERTIDUMBRE // Y mientras, los alumnos siguen con la incertidumbre, porque a estas alturas del curso no saben cómo va a ser esa evaluación final de Bachillerato, lo que ha resumido como una “irresponsabilidad”. H