El 5 de junio de 1967 en Castellón llovía a mares. El verano estaba a la vuelta de la esquina, pero ese día el agua se empeñó en acompañar a los miles y miles de ciudadanos que salieron a la calle para recibir al general Franco. A las diez de la mañana, y según cuenta la extensa crónica que al día siguiente publicó Mediterráneo, el Caudillo desembarcaba en el puerto, al que había llegado la tarde anterior a bordo del Azor. Hacía nueve años que Franco no estaba en Castellón y ese día se suspendieron las clases y se interrumpió toda actividad laboral. La ocasión lo merecía. Franco volvía a Castellón y lo hacía para inaugurar la refinería de BP, la nueva escuela de Maestría Industrial, el nuevo colegio mayor femenino Primo Rivera y la residencia sanitaria del seguro de enfermedad Nuestra Señora del Sagrado Corazón. Seguramente a quienes hoy tienen menos de 50 años ese último nombre les sonará a chino. Quienes superan esa edad saben, en cambio, que detrás de toda esa retahíla de palabras se encuentra el Hospital General, un centro sanitario que está de aniversario. Y lo está porque mañana cumple medio siglo.

Aunque fue el 5 de junio de 1967 cuando Franco inauguró la que durante décadas ha sido popularmente conocida con el nombre de la Residencia, la historia del hospital comienza unos meses antes. Fue el 20 de febrero de este mismo año cuando se registró la primera intervención: un parto por cesárea. Aquello marcó todo un hito en Castellón, pues hasta esa fecha solo existían en la ciudad dos centros hospitalarios públicos, el Hospital Provincial (creado en 1907) y el sanatorio La Magdalena (inaugurado en 1953 y dedicado, en un principio, a combatir la tuberculosis). «El hospital supuso un gran cambio, pues la ciudad pasó de tener pequeñas clínicas donde se hacían intervenciones a un centro moderno», apunta el doctor Vicente Ripollés, que trabajó en la Residencia desde 1967 a 2012 y que destaca cómo el hospital se fue adaptando a los cambios.

Las instalaciones que Franco abrió hace 50 años poco tienen que ver con las de ahora. Para empezar, hoy la capital tiene más de 170.000 habitantes. En 1967 apenas tenía 80.000. Y lo mismo ocurre en Benicàssim, Orpesa, Borriol o Cabanes, que también han duplicado y hasta triplicado población y para cuyos habitantes el General de Castellón es su hospital de referencia.

Sobre un solar de 13.500 metros cuadrados, hace medio siglo se levantaron tres edificios, uno central de planta circular y otros dos laterales de planta rectangular. El proyecto supuso una inversión de 107 millones de las antiguas pesetas y se invirtieron otros 25 millones en equipamiento. En esa primera época trabajaban 174 personas, de las que 44 eran enfermeras, 10 religiosas, 18 auxiliares sanitarios, cuatro comadronas y cuatro médicos internos que residían en el mismo edificio. Además, el centro tenía 29 especialistas que se ocupaban de las áreas de cirugía general, medicina interna u oftalmología. En total, la Residencia contaba con 204 camas, aunque ya entonces se proyectaba que se pudiera alcanzar la cifra de 500.

La Escuela de Enfermería

1967 fue un año clave para la sanidad en Castellón y 1968, también. Félix Ruiz, director de la Residencia, fundó la Escuela de Enfermería como eje fundamental para la formación del personal sanitario. La Escuela se ubicó en un principio en la quinta planta del edificio principal y no sería hasta cinco años después, en 1973, cuando se estrenó el inmueble que aún hoy ocupa.

El dinamismo demográfico que vivió Castellón en la década de los 70 (a principios de los 80 la capital ya contaba con 126.000 habitantes) provocó que en tiempo récord los servicios y las instalaciones se quedaran pequeñas. No hubo más remedio que hacer obras y en 1982 se adjudicó el proyecto de ampliación de la Residencia. Se levantaron seis plantas y creció el número de habitaciones para poder atender a 625 pacientes ingresados. Aquella obra, la primera, acabó en 1986 y costó 1.600 millones de pesetas. Fue el año también en que el hospital cambio de nombre. La residencia Nuestra Señora del sagrado Corazón pasó a la historia. Nacía el Hospital General de Castellón, aunque miles y miles de ciudadanos siguen pensando y proclamando que nacieron o fueron operados en la Residencia.

Aquella ampliación no fue suficiente. El hospital seguía siendo pequeño, las necesidades crecían, y era necesario más espacio para los pacientes pero también para los nuevos departamentos. Solo seis años más tarde, en 1992, se demolió el edificio que aún databa de 1967 y se crearon los bloques C, D y E, lo que permitió al centro sanitario ampliar el número de camas hasta las 545.

Mucho más que un hospital

Quirófanos integrados de alta definición, unidades punteras como la Terapéutica Hiberbárica, Unidad del Sueño, hospitalización domiciliaria o helipuerto son algunas de las mejoras que ha ido incorporando un centro que también es formador de profesionales. De hecho, más de 1.000 profesionales han pasado por sus diferentes servicios para obtener el título de especialista.

Por eso hoy, medio siglo más tarde, el General no se parece en nada a la antigua Residencia que un día como mañana inauguró Franco. Porque el General es mucho más que un hospital. Es el gigante sanitario de Castellón. Un universo con 2.000 empleados y una población asignada de más de 250.000 personas. Maneja un presupuesto anual de 225 millones de euros. Entre sus paredes ingresan 20.000 pacientes al año. Superan las 12.000 consultas y atienden 10.000 urgencias. Su estado normal es el jaleo. Un centro que no duerme. Porque más que un hospital, el General es una ciudad. Incluso tiene enfrente un supermercados y dos restaurantes de comida rápida.