Castellón es todavía una provincia en la que vender una vivienda cuesta más de lo normal, por encima de la media española. Pero la revitalización del mercado inmobiliario está haciendo que este plazo se haya rebajado hasta en tres meses en el transcurso de solo un trimestre, acercándose más a los plazo que se manejan en otros territorios españoles.

Lo refleja el informe Solvia Market View, que analiza el tercer trimestre del año. En este periodo, el tiempo medio en el que se ha vendido un inmueble en la provincia fue 10 meses, menos que durante el segundo trimestre, cuando fueron 13 y se marcó el cuarto peor registro de todo el país. Ahora Castellón se acerca más a la media, de ocho meses.

Un efecto directo y lógico del aumento de las transacciones. Estas han aumentado un 3%, según este estudio, respecto al mismo periodo del 2018, incluso en un contexto general de contracción, con caídas de hasta el 13% en Valencia, por ejemplo.

También se incrementa, aunque muy ligeramente, el precio medio del metro cuadrado respecto al segundo trimestre, pasando de 888 a 904 euros. A años luz, sin embargo, de la media española, que es de 1.560.

bajos precios // «En Castellón, el mercado está dominado por la vivienda de segunda mano, con precios medios de venta de entre 60.000 y 70.000 euros», coincide Francisco Nomdedeu, presidente del Colegio Oficial de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria.

Muchos de ellos, además, son adquisiciones de «inversores que los rehabilitan y los ofrecen en alquiler», dado el incremento de la demanda y las altas rentabilidades que se obtienen, indica. Una afirmación que apoya un reciente estudio de urbanData Analytics (empresa de big data dedicada al análisis del sector inmobiliario), que sitúa a Burriana como la tercera localidad de la Comunitar que ofrece mayor rentabilidad a los inversores que adquieren un inmueble para alquilarlo, de un 7,9% al año, y a Castelló como quinta, con un 7,2%.

Cara a 2020, Nomdedeu dibuja sin embargo un panorama incierto, consecuencia de la situación de inestabilidad a nivel político y económico: «Los grandes capitales son reticentes ante un panorama como el actual y se quedan a la espera. También depende de qué normativas se pongan en marcha desde las administraciones autonómica y central en materia de vivienda».