Todavía muchos castellonenses, cuando se refieren al que fue alcalde de Castelló, Alberto Fabra (2005-2011), hablan de él como Alberto, su nombre de pila. Un Alberto, familiar y cercano, cómplice y risueño. Ese simpático vecino que siempre está solícito y amable, y con el que cuentan para cada una de sus celebraciones particulares. No era nunca don Aberto o señor alcalde, sustantivos demasiado solemnes para el que consideraban uno más del entorno cotidiano, pese a ser la primera autoridad municipal.

La noticia de su ingreso en el Hospital General de Castelló por dar positivo de covid-19, el pasado 18 de marzo (en circunstancias normales hubiera sido la semana de Magdalena), cayó como un jarro de agua fría entre la ciudadanía, y en todos los ámbitos políticos, mientras el WhatsApp echaba humo en los celulares con frases como ¿Sabeís lo de Alberto?, Alberto ingresado…

EVOLUCIÓN // La ciudad entera ha ido siguiendo su situación médica, primero su ingreso en el General, más tarde, en los largos días de la UCI totalmente entubado, y ahora ya por fin en planta para comenzar el camino de la recuperación. En palabras para Mediterráneo, el exalcalde de Castelló, expresidente de la Generalitat y ahora senador territorial de la Comunitat Valenciana por el Partido Popular) confiesa: «Durante todo este tiempo mi pensamiento único iba dirigido a mis hijos y mi familia». «Se que han estado sufriendo», concreta Fabra, quien asegura que tiene unas ganas «increíbles» de ver a su pareja, a sus vástagos, a familiares y amigos. De hecho, nada más salir de la unidad de cuidados intensivos pudo ver a sus hijos a través de una videollamada.

Agradece las innumerables muestras de cariño dispensadas por los castellonenses. «Sé que han estado preocupados por mí, y ello me ha dado ánimos», afirma el exalcalde, que lo valora como «fuerza» para seguir adelante. Manifiesta que «no era consciente de la gravedad de la enfermedad», ni por supuesto, que su vida «podía correr peligro».