El reciente acuerdo del Ayuntamiento de Castellón con el Ministerio de Fomento sobre el desdoblamiento de la carretera Nacional-340 ha devuelto a la actualidad, si es que ha dejado de estarlo alguna vez, un vial que forma parte de la memoria colectiva castellonense desde tiempos inmemoriales.

Arteria de comunicaciones, y también vía crucis en los últimos tiempos por las molestias y accidentes en una carretera que une Cádiz con Barcelona, y que cruza nuestra provincia de norte a sur, en el corredor mediterráneo, como punto negro.

Pero, además, fruto de la evolución, la N-340 ha sido objeto de aspiraciones, reivindicaciones ciudadanas y ejes de proyectos de futuro, mientras Castellón crecía a pasos agigantados. Hay que recordar que, a finales del siglo XIX, el Camí real, la calle Mayor de Castellón, era por donde circulaban los carruajes en los trayectos hacia Valencia o Barcelona. "Más tarde, se trasladó hasta la calle Enmedio y después, hasta el año 1955, las Rondas Mijares y Magdalena", como evoca José Prades, ingeniero municipal del Ayuntamiento de Castellón y testigo impenitente de la evolución y desarrollo urbano.

Prades cita el desvío inaugurado de 1994, "en una alternativa por el oeste, después de que también se planteara una variante por el este para conectar con los accesos al puerto". Y es que la historia reciente de la N-340 no es más que la de las disyuntivas oeste-este como opciones territoriales.

Así, mientras que las corporaciones locales, tanto del PSOE como las del PP, han preferido variantes por el oeste, para el Gobierno central la mejor de las soluciones viarias para los desvíos ha sido por el este. En este sentido lo relata Miguel Pastor, jefe del Área Técnica de Urbanismo del consistorio castellonense, recordando que está en el Ayuntamiento "desde el año 1970".

Por ello, conoce cada uno de los avatares que han sufrido los proyectos y las iniciativas municipales para alejar del casco urbano de la capital de La Plana la N-340. Refiriéndose al desvío inaugurado en 1994, Pastor indica que "ante la presión vecinal, el consistorio obligó a que, o bien Ministerio o Generalitat se hiciese cargo de las obras por el procedimiento de urgencia".

Pastor añade el detalle de que, al final, "fue la Generalitat Valenciana la que costeó plenamente las obras, por medio de un acuerdo por el que el gobierno autonómico recibió una serie de compensaciones del Ejecutivo central", dijo el funcionario municipal.