Cada vez hay menos niñas que se llaman Lledó. Aunque los estudios antropológicos y sociológicos de los investigadores de los nombres más tradicionales de la provincia coinciden en que la situación es "fruto de las modas", el fervor de la Mare de Déu en la capital hace que este nominativo personal no se pierda. "Ha habido una evolución en la nomenclatura de las personas en contra del santoral cristiano, que propicia que ahora estén de moda nombres como Jessica, Vannesa, Sheila o hasta Chenoa, a causa de personajes famosos o artistas, por ejemplo", explica el profesor Joaquín Campos.

Las fiestas en honor a la Mare de Déu del Lledó han propiciado una reflexión sociológica en la que destaca que "Lledó es un nombre que empezó a ser habitual en las niñas castellonenses en la Renaixen§a, con el resurgir de los nombres autóctonos, y en valenci --dice Campos--. Eso pasa también con María, que ahora vuelve, o Vicenteta".

LIDÓN, UNA CASTELLANIZACIÓN

Álvar Monferrer, por su parte, destaca la gran diferencia entre Lledó y Lidón. "la diferenciua es notable. Lidón es una castellanización, y desde siempre se ha llamado a la Mare de Déu como Lledonera o Lledó, nunca como Lidón", asegura. "Lo de los nombres --coindice con Campos--, son modas. Ahora vuelven nombres como Balma, por ejemplo, pero durante una época se han estilado nomenclaturas como Jennifer o Jessica, y Lidón y Lledó cayeron. Pero esa tónica cambiará".

Campos señala que "estos nombres bajan porque los hijos renuncian a la tradición de poner los nombres de los padres, optando por otros más exóticos, menos enraizados, fuera del santoral cristiano". "A principios del siglo XIX tampoco había muchas Lledó y ahora, aunque no es un nombre de moda, es usual", dice.