Los fieles que suelen asistir a los oficios religiosos a la iglesia de la Sagrada Familia pueden disfrutar, al mismo tiempo, de unas remodeladas pinturas en las capillas y la nave central que, debido al paso del tiempo, habían quedado deterioradas. Gracias al cariño y al compromiso de los castellonenses --a través de donaciones populares y una herencia--, así como al consistorio y la Diputación, se han podido realizar estos trabajos que, amén de la restauración de las pinturas, han permitido la eliminación de filtraciones y goteras y la limpieza de las manchas que también dejaba el humo de los cirios.

Con un presupuesto de 225.000 euros, els Frares, como también se conoce a esta iglesia, ha resurgido tras varios meses de obras que le han devuelto luminosidad a los dibujos, en su mayoría de estilo modernista ecléctico con motivos geométricos y con múltiple colorido. Y es que la Sagrada Familia es una de las iglesias más importantes del patrimonio eclesiástico de la ciudad junto a Santa María y la Trinidad.

RELEVANCIA RELIGIOSA

El templo, en la ronda Magdalena, está catalogado como bien de relevancia local y su construcción comenzó el 15 de junio de 1896. No fue hasta el año 1900 cuando finalizaron las obras que dirigió el arquitecto Godofredo Ros de Ursinos, por encargo del sacerdote castellonense Juan Bautista Cardona Vives, arcipreste de Castelló e hijo predilecto de la ciudad.

En un primer momento, esta iglesia fue regentada por la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, los padres Capuchinos, desde noviembre de 1903. De ahí el nombre de els Frares con el que también es conocida entre los vecinos del barrio. Hace ahora 14 años --en las fiestas de Sant Fèlix de Cantalici--, se derrumbó el techo del recinto y tuvieron que restaurarlo. Ahora, Castelló ya puede disfrutar de la nueva decoración que ha devuelto su esplendor al recinto religioso después de haber transcurrido más de un siglo desde su construcción.