Nervios, muchos. Cruzar el Rubicón hacia su futuro profesional. Años de estudio y también, en muchos casos, de provisionalidad en su interinidad laboral como profesores. Un total de 20.921 docentes se presentaron ayer en la Comunitat Valenciana para cubrir 4.616 plazas de Secundaria, Formación Profesional, Escuelas de Idiomas, Música, Artes Escénicas y Diseño, más 20 para el cuerpo de catedráticos. En la provincias de Castellón los aspirantes fueron 2.529, repartidos en casi todos los institutos, convertidos en puerta abierta al destino.

La mayoría, convencidos de aprobar, porque está «preparado», como letanía constante, y también lamentando que tarden tanto en convocar oposiciones. Es el caso en la especialidad de Música, «que no se realizaban desde hace diez años», indicó Héctor Pascual, de València, instantes antes de entrar a la prueba en el IES Sos Baynat, de Castelló. Es la primera vez que opta a una de las plazas de profesor. El Sos Baynat, donde había cuatro tribunales, el de Música, y tres para Matemáticas, vivía el bullicio de los grandes exámenes que son el aval para un puesto docente fijo.

Mientras, Gema Escrig, vecina de la Vall d’Uixó, suspiraba por superar la oposición. «Es la tercera vez que me presento», afirmó contundente. Mostraba su hartazgo por tanta interinidad.

Y es que la «falta de convocatorias hace crecer las bolsas de trabajo y las molestias de los traslados continuos para ocupar vacantes sin tener un destino fijo. De ahí la necesidad de una mayor frecuencia de pruebas», explicaba Manuel Medina, de València. Confiaba en aprobar, aunque reconocía estar solo preparado «más que menos». «No del todo, es la verdad», sentenciaba.

Roberto Sánchez, de Castelló, en su primera oposición, por su parte, se mostraba muy seguro de poder superarla. Instrumentista de oboe y, tras estudiar en el Conservatorio de la capital, desea conquistar empleo estable. Cara tensa la de Edgar Escrig, de València. Asimismo, también la primera vez como opositor. Su rostro no escondía la gran responsabilidad ante una prueba de estas características, que determina ser o no ser uno de los afortunados.

«Depende de la bolita»

Primera oposición también para Lidia Soler Pérez, de Benifairó de la Valldigna, en Valencia, quien ironizaba, fruto de los nervios de la jornada, sobre si iba a superar la prueba: «Depende de la bolita que me toque. Es la que me abrirá el futuro».

Una jornada vivida con normalidad aunque los sindicatos STEPV y CSIF lamentaran que numerosos tribunales no hubieran recibido los listados actualizados de opositores de Educación hasta minutos antes de que empezaran las pruebas. A su vez, CSIF advirtió de altas temperaturas debido a la falta de climatización de bastantes sedes. También reclamaron la digitalización del proceso.