El Pacte del Grau aprobó ayer sus cuartos y últimos presupuestos del mandato, de 181,8 millones de euros. Finalmente el bipartito consiguió el apoyo de sus socios y sacó adelante las cuentas del 2019, con 15 votos a favor de PSPV (7), Compromís (4) y Castelló en Moviment (4); y 11 en contra, 7 del PP (faltó el voto de Javier Moliner, que como presidente de la Diputación estaba en Cevisama), y 4 de Ciudadanos.

El pacto de gobierno superaba así una de las pruebas de fuego de más peso cara a las elecciones, con un CSeM que dio su brazo a torcer «por responsabilidad», pese a que no pudo incorporar su enmienda para la oficina antifraude, a costa del Mapa del Talento. Un punto en el que se volvió a evidenciar el distanciamiento entre los socios de gobierno, ya que la propuesta de CSeM se quedó sobre la mesa después de que Compromís votara a favor y el PSPV se abstuviera, con el compromiso de materializar esta oficina anticorrupción por otra vía. Pese a esta discrepancia, Compromís y PSPV cerraron filas para defender su proyecto, mientras que CSeM fue más beligerante, sobre todo con la alcaldesa, Amparo Marco, asegurando que «hay que superar el modelo de alcaldía figurante», a lo que la primera edila respondió: «No sé si soy una alcaldesa figurante o de verdad, lo que sí soy es la primera alcaldesa de Castellón, gracias al Pacte del Grau, que viene a trabajar por la ciudad». Del Señor propuso sesiones de control a la alcaldía, algo que la propia Marco ya defendió en 2012 en la oposición, siendo alcalde Alfonso Bataller.

En el fondo, aunque con matices, la bancada del PSPV-Compromís-CSeM coincidía en que son unos «presupuestos ambiciosos», para «consolidar las políticas que empezaron a marcar en el 2015», «centrados en las personas», en «cohesionar la ciudad» y en los «avances sociales». Desde PP y Cs insistieron en que son unas cuentas «sectarias y electoralistas».

INTERVENCIONES // Tras la aprobación de las plantillas de personal del Ayuntamiento, los patronatos y el Consorcio del Pacto Local por el Empleo, la alcaldesa abrió -y cerró- el debate del presupuesto, que aprovechó para presumir de la gestión desde el 2015 y mostrar que este es el camino por el que pasa el futuro de la ciudad, con «el impulso de inversiones de obra pública por valor de 90 millones, que han empezado a transformar Castellón en una ciudad de oportunidades, empleo, bie-nestar, dinamismo social y cultura, igualdad y sostenibilidad».

Desde el PSPV, Antonio Lorenzo, calificó las cuentas de «expansivas, que consolidan las oportunidades del Edusi, disminuyen la recaudación por IBI, profundizan en el enfoque de género y avanzan en la colaboración con otras administraciones». Afeó al PP que quieran recortar a costa de Jornals de Vila; y a Ciudadanos las enmiendas «sobre catalanismo».

El portavoz de Compromís, Ignasi Garcia, que por primera vez ejercía de vicealcalde en el pleno, también sacó pecho de la gestión, que «ha permitido reducir la deuda galopante que dejó el PP en 80 millones y presentar un presupuesto ambicioso», y recordó a la portavoz del PP, respecto a la bajada de siete millones en impuestos que anunció que «hacer falsas promesas es mentir, y mentir es pecado». Resaltó las políticas de colaboración entre administraciones y para las personas.

Desde CSeM, Xavi del Señor, dijo que han «marcado el rumbo en temas trascendentes», y reconoció que tienen «voluntad de renovar el Pacte del Grau» para frenar un «remake del Bueno, el Feo y el Malo como en Andalucía» e instó al PSPV-PSOE a «no escuchar los cantos de sirena de Ciudadanos».

La portavoz del PP, Begoña Carrasco, subió el tono del pleno con un discurso en el que argumentó que no respaldan las cuentas «porque llegan tarde, aumentan el gasto sin mejorar servicios y son sectarias. No hay dinero para policía o limpieza, pero sí para Borrull o la retirada de la Cruz del Ribalta». «No nos cuente milongas, señora alcaldesa», dijo.

Cs las rechazó, según el portavoz adjunto, Vicente Vidal, al «no ser consensuadas», y elaborarse a «antojo, con premeditación y alevosía» del pacto.