Trabajar durante toda la vida cultivando naranjas, recolectando aceitunas o criando ganado porcino no es garantía de tener una pensión de jubilación lo suficientemente abundante como para vivir con desahogo. Al contrario. Los jubilados agrarios son uno de los colectivos con la pensión más baja y la pérdida de poder adquisitivo que han sufrido las pensiones en los últimos años aún es más grave en el caso de los llauradors.

Tras años cotizando a la Seguridad Social, los agricultores de Castellón que cobran una pensión de jubilación perciben una media de 709,85 euros, casi 500 euros al mes menos que la media del resto de sectores, según datos de la Unió de Llauradors y Ramaders. En la práctica eso significa que cada año sus ingresos son 6.986 euros inferiores.

Que la inmensa mayoría de los agricultores de la provincia se retira con una pensión de pobre queda patente si se tiene en cuenta que su paga es incluso inferior al Salario Mínimo Interprofesional. El SMI para este año es de 735,90 euros mensuales, cantidad superior a la que recibe un jubilado agrario. El umbral de pobreza en España en 2016 fue de 8.209 euros por persona, lo que indica una cifra de 684 euros al mes, sólo un 4% por debajo de la de un jubilado agrario.

«Estas cifras explican por qué suele ser frecuente ver a personas mayores encima de un tractor y también que sean frecuentes los accidentes de personas con edad elevada», explica Juanma Mesado, técnico de la Unió, una organización que reclama pensiones dignas para el colectivo de agricultores.