La proliferación de mosquitos desde Vinaròs a Almenara es una plaga que acecha a la provincia. Hace varios veranos el repunte fue tal que los municipios tuvieron que cambiar por completo sus políticas de control de plagas para hacer frente al problema a base de tratamientos durante los 12 meses del año. La mayoría de ayuntamientos hizo los deberes e incrementó las partidas económicas al respecto, pero solo con esto no basta para atajar esta proliferación que en las últimas semanas se ha convertido en un problema de salud pública por la cantidad de picaduras que están causando a la población, como ha informado Mediterráneo.

Los alcaldes alzaron la voz para pedir ayuda, sabedores de que es una competencia municipal, y miraron hacia la Diputación de Castellón y la Generalitat, que cuentan con mayores medios, para hacer frente a una eclosión que también ha provocado el malestar de los hosteleros y el sector turístico por la mala imagen de destino que pueden llevarse los visitantes que optan por disfrutar de la provincia.

Durante este pasado verano, la plaga de mosquitos tuvo repuntes en algunos focos localizados y los tratamientos terrestres pudieron contenerlos, teniendo en cuenta que el hecho de que no lloviera ayudó y mucho. Pero el problema ha llegado ahora, ya en otoño, después de las últimas precipitaciones caídas, donde el agua se ha acumulado y estancado, especialmente, en aquellas zonas húmedas del litoral acelerando la eclosión de larvas.

puntos calientes // Los técnicos que se encargan de revisar los posibles focos detectaron dos puntos calientes en la zona de la marjal de Nules y en el Prat Cabanes-Torreblanca, lo que llevó de inmediato a la Diputación a solicitar a la Conselleria de Sanidad las fumigaciones aéreas, desde Almenara al Prat, para contener la virulenta plaga. La avioneta salió y durante siete horas lanzó un larvicida biológico, pero resultó insuficiente atendiendo a la situación actual, en la que los mosquitos están causando estragos.

De momento, la Diputación asegura que está analizando, de la mano de los técnicos que lidera el entomólogo de la Universitat de València Ricargo Jiménez, qué acciones llevar a cabo para mitigar la plaga, mientras Peñíscola y Benicarló le han pedido también los vuelos antimosquitos en sus términos municipales. El problema es tal que los agricultores exigen soluciones urgentes ahora que arranca la campaña citrícola porque les «acribillan» en el campo. Y es que en los huertos está repleto, mientras que en las áreas urbanas la presencia se deja notar más cuando empieza a anochecer si se pasea al aire libre o se está en zonas ajardinadas.

La especie que se está reproduciendo a una gran velocidad es el denominado mosquito de marjal, que provoca rojas picaduras. Muestra de ellos es el repunte en la venta de repelentes en las farmacias, así como pomadas y esprais para paliar los picores. Algunos pacientes deben recurrir a antihistamínicos y a antibióticos con receta médica para sobrellevar las picaduras.

La eclosión de estos últimos días pone de manifiesto que los mosquitos ya no son solo un problema propio del verano, ya que ahora en otoño es cuando mayor es su proliferación. Y es que el hecho de que las temperaturas sean altas y el ambiente cálido perdure ocasiona que estos molestos dípteros estén ya presentes casi todo el año en la provincia.