Las plataformas que ofertan pisos turísticos, especialmente Airbnb, dispararon sus ingresos en Castellón durante el pasado ejercicio, con incrementos que van del 40% al 80% respecto al 2018. Una modalidad alojativa que preocupa al sector hotelero provincial, puesto que los empresarios creen que no compiten en condiciones de igualdad.

La secretaria general de Hosbec, Nuria Montes, y el presidente de Altur, su delegación castellonense, Alexis de Pablo, presentaron ayer los datos de balance turístico del año pasado en el Hotel del Golf del Grau de Castelló, que muestran que los apartamentos van al alza y que están viviendo un proceso de «hotelización».

El mejor exponente es Peñíscola, donde según las cifras de Hosbec --basadas en las de la patronal hotelera nacional, Exceltur-- los ingresos obtenidos por las plataformas ascendieron a 17 millones de euros, un 83% más que en el 2018, cuando recaudaron 9. Esta subida es consecuencia del aumento de apartamentos, que en un solo ejercicio fue del 28%.

No tan espectaculares pero sí muy destacables son los resultados en Orpesa. Allí, las webs --Airbnb acapara entre el 75% y el 85% de la oferta-- ingresaron 5,5 millones de euros, un 43% más que en el 2018, exactamente el mismo porcentaje que en Benicàssim, aunque respecto a una cantidad menor (3,3 millones). Por último en Castelló, hubo un 45% de subida de ingresos tras obtener 2,1 millones.

Montes indicó que estos pisos están adoptando prácticas y tendencias propias de los hoteles: «El 80% de estos alojamientos tienen cancelación flexible y la estancia media es de tres días o menos». Lo que no afrontan, por contra, son gastos como «la limpieza o el mantenimiento». «Los hoteles estamos poniendo profesionalidad y dudamos que en estos pisos se haga lo mismo», indicó.

De Pablo, por su parte, alertó sobre las bajas rentabilidades obtenidas por los hoteles castellonenses. «El invierno es muy duro. De casi 19.000 plazas, unas 9.000 están cerradas», manifestó.