Hace unos días, cuando regresaba con mi esposa en tren desde València, coincidimos en el mismo sector del vagón y a la llegada a Castellón con un matrimonio que venía aquí por primera vez. Al llegar a la puerta de salida de la estación, ambos quedaron sorprendidos por la gran plaza que contemplaban, tan amplia y llena de sol. Me preguntaron cómo se llama la plaza y yo me expliqué con cierto orgullo por el hecho de convertirme en informador de mi propia ciudad. Se trata, les dije, de la plaza Víctor Falomir Traver, denominada así el 15 de mayo del año 2000 a propuesta de la comisión municipal de Cultura, de la que yo también formaba parte. La documentación oficial dice que el ágora que alberga la nueva estación del ferrocarril está situada entre la avenida de Alcora y el remozado paseo Morella.

EL PERSONAJE. En realidad, comenzó a fraguarse la popularidad del personaje cuando el PP accedió a la alcaldía, con José Luis Gimeno al frente, acompañado por Carlos Fabra, completando el listado de tenientes de alcalde el propio Víctor Falomir, con Manuel Cases, Víctor Campos, José Falomir, del Grao; Marisa Ribes, Isidro Salas, Juan Rodríguez-Marín y Miguel Ángel Mulet, que sería nombrado concejal delegado de Cultura, a cuyo negociado me incorporé yo en 1992. Ya todo ello forma parte de mi vida históricamente.

Víctor nació en Borriol en 1940 y la familia vino a Castellón cuando el chico estudió el Bachillerato en el instituto Ribalta, donde coincidió con otros castellonenses tan significados como los Villalobos, Manolo Breva, Monzonís, el propio Norberto Gimeno…

Falomir se convirtió después en ingeniero en la ETS de Ingenieros Industriales de Madrid, donde consiguió el título de doctor.

El 20 de mayo de 1972, contrajo matrimonio con Concha Gozalbo Tolentino. Con el tiempo, tuvieron dos hijos, Isabel y Fernando. Ya son todos vecinos de Castellón desde el año 1965.

VIDA LABORAL. Falomir ejerció como ingeniero para el sector azulejero en varias empresas de la Plana. Con una de ellas, tuvo que desplazarse a Venezuela para dirigir allí la instalación de hornos industriales y se formó ya un valioso currículo. Al regresar a Castellón, formó parte de la constitución de la empresa Terracuita. Es por entonces cuando tuve ocasión de entablar cordial relación con él. Un día me sorprendió al informarme que se había incorporado al mundo de la política, perteneciente al partido de la UCD de Adolfo Suárez donde asumió varias responsabilidades, como presidente de MercaCastellón y director general de la Conselleria de Hacienda, en el gabinete presidido por Enrique Monzonís. También ejerció como presidente del primer Patronato de la Cerámica, dependiente de la Diputación General. Y así, formando parte de una coalición ya con Alianza Popular, fue elegido concejal con el alcalde del PSOE Antonio Tirado Jiménez. Tomó posesión el 23 de mayo de 1983

El 30 de junio de 1987, con el nombramiento como alcalde de Daniel Gozalbo Bellés, del PSOE, Falomir fue también elegido concejal por Alianza Popular, al igual que José Luis Gimeno y otros compañeros que llegaron al 15 de junio de 1991, con mayoría esta vez en las elecciones pertinentes. Y es entonces cuando Víctor Falomir tomó las riendas de la gestión municipal en el ámbito del Urbanismo, con espléndidos resultados que le llevaron a proyectar un nuevo Plan General de Ordenación Urbana, aprobado en el municipio en 1999.

Durante sus nueve años de mandato se ejecutaron multitud de obras. Hay que recordar como ejemplo la ronda Sur, el primer tramo de la ronda Este, la ampliación de la carretera de Almassora, la nueva avenida del Mar, la urbanización de la avenida de Valencia y un gran número de aparcamientos subterráneos públicos, como el de la plaza de las Aulas, todas las mejoras de la avenida del Rey Don Jaime, en Huerto de Sogueros…

Y comenzaron a aparecer en la ciudad las primeras rotondas, a las que obligaba el dinamismo del nuevo tráfico de la ciudad.

En otro orden, el pabellón polideportivo Ciudad de Castellón, la Ciudad Deportiva Chencho, el polideportivo de Rafalafena, también la piscina del Grao.

Quiero poner el acento además en la ampliación de las alcaldías de cinco distritos y en el hecho de la atención que llamaron las nuevas instalaciones para las asociaciones de vecinos en todos los sectores de la ciudad, así como los centros de la tercera edad en toda la ciudad de Castellón.

El Plan Parcial de la Universitat Jaime I y la propia construcción del campus universitario y, al tiempo, su ciudad autónoma.

Ejecución de todos los populares PERI, el Museo Provicial de Bellas Artes, la ampliación del Puerto y las mágicas y esperadas urbanizaciones de los planes Censal, Casalduch y Lledó.

NUEVA CARRETERA. En la época ante la que estamos situados, destacaron por su importancia y trascendencia las obras del desvío de la carretera nacional 340, que cruzaba a través de la ciudad y el propio soterramiento de la vía del ferrocarril, algo inolvidable y básico para Castellón. Es justo, por tanto, haber dado el nombre de Víctor Falomir a la plaza sobre la que descansa aquella estación, entonces nueva.

EL ENTIERRO. Al que fuera en aquel tiempo alcalde de Castellón, José Luis Gimeno, le pregunté cómo fue el entierro de Víctor Falomir, que falleció el 24 de noviembre de 1999 y me dijo por escrito, para que no se perdiera ninguna letra:

-«El entierro constituyó una manifestación espontánea y sincera del pueblo de Castellón, al que tan honrada e intensamente sirvió. El respeto, el silencio de la multitud que acudió al sepelio, fueron sobrecogedores y evidenció que el pueblo de Castellón sabe reconocer, querer, respetar y honrar a las figuras extraordinarias que tanto han trabajado para él». Copio y firmo.