La cruz del parque Ribalta, el topónimo y el ruido de las plazas Tetuán y Muralla Liberal regresaron de nuevo al pleno de Castellón, en el que el voto de calidad de Amparo Marco -previa discrepancia con sus socios de Compromís y unas alianzas poco habituales- dio luz verde a cambiar el reglamento para incluir sesiones de control a alcaldía.

Tomó posesión como concejala socialista Mónica Barabás, en sustitución de Antonio Lorenzo, cuya gestión económica alabó su compañero Rafa Simó en el debate de los Reconocimientos Extrajudiciales de Crédito (REC). Fue un sesión de casi cuatro horas, con los 60 primeros minutos marcados por una protesta policial que causó varias interrupciones de la sesión y un receso con junta de portavoces incluida, -sin Begoña Carrasco, indispuesta por enfermedad-.

Por vía de urgencia entró en el orden del día la desestimación de las alegaciones presentadas al presupuesto municipal del 2019 y la aprobación definitiva del mismo. Con los votos de los socios del Pacte del Grau (PSPV, Compromís y Castelló en Moviment) se rechazaron «por razones técnicas y por incumplimiento de la ley» tanto las del CSIF, como la de Abogados Cristianos, que solicitaban eliminar la partida de 80.000 euros destinada a la retirada de la cruz de los caídos del parque Ribalta. Con ello, el pleno ratificó que sigue adelante con esta dotación económica, y con el proyecto.

A través de un comunicado, desde la Plataforma en Defensa de la Cruz del Ribalta, su presidente, Javier Torres, aseguró que «el equipo de gobierno utiliza este tema como una cortina de humo para tapar sus desvergüenzas» y recordó que «unas medidas cautelares en el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo de Castellón mantienen paralizado el derribo de la cruz».

CASTELLÓ Y TERRAZAS

En el topónimo y el ruido, más de lo mismo. El vicealcalde y edil de Normalización Lingüística, Ignasi Garcia, defendió, respecto a un nuevo recurso presentado contra el cambio a Castelló alegando la vulneración de derechos fundamentales, argumentó que «la libertad no está en una letra» y acusó a PP y Cs de «odiar y menospreciar la nostra llengua» y de vivir de la «amenaza, el insulto y el teatro». Vicent Sales, por el PP, replicó que detrás del cambio «hay una fobia a España» y Vicent Vidal, de Cs, denunció que «se quiere imponer sin dialogar» e instó a Garcia a «visitar el psicólogo».

En el ruido, el Pacte del Grau ratificó la necesidad de las nuevas medidas para paliar la contaminación acústica en las plazas Tetúan y Muralla Liberal, con críticas del PP y de Ciudadanos.

SESIONES DE CONTROL

Por otra parte, una moción de CSeM, copiada de una iniciativa de Marco del 2012, cuando estaba en la oposición, dividió al bipartito y creó inusuales aliados. Con PP y Compromís en contra, PSPV y CSeM a favor, y la abstención de Cs, tuvo que ser el voto de calidad de la alcaldesa el que aprobó un cambio de reglamento del pleno para introducir sesiones de control a la alcaldía. Compromís argumentó que votaba en contra porque «no es lo que dice el Acord del Grau, que incluye también someter a sesiones de control también a los concejales con delegaciones» y para el PP ya hay suficiente control y fiscalización.