La dura realidad del mundo rural se percibe a las claras al analizar sus números. Como muestra, un dato: en poco más de 30 años la provincia ha perdido un 70% del empleo agrario. Actualmente, en las comarcas castellonenses trabajan de forma directa en el campo 9.000 personas, según el informe elaborado por las organizaciones convocantes de una protesta masiva hoy en València para reivindicar que se atienda como corresponde al mundo rural. Los 9.000 trabajadores son 21.700 menos de los que había en el ejercicio de 1985.

Como es lógico, esto se deja notar en la problemática que vive el interior, lastrado por la despoblación y los inconvenientes que ello conlleva. Y tiene su origen en una cuestión endémica en el campo: la falta de rentabilidad de los cultivos. Esto provoca «que no haya relevo generacional», destaca el presidente de Fepac-Asaja, José Vicente Guinot, que pone voz a una reivindicación histórica de las organizaciones agrarias.

Y ello también hace que se hayan abandonado muchas tierras de cultivo. En concreto, en la provincia se han dejado de trabajar 46.000 hectáreas. De las 189.100 que se conreaban en 1985 se ha pasado a las 143.200 del año pasado. La principal pérdida se produce en el cultivo de naranja (no de clementinas), que ha perdido un 60% de su superficie. Pero también, de forma muy significativa, en las verduras y hortalizas, antaño un nicho de negocio para muchas familias y que ahora se han visto relegadas casi en exclusiva al Baix Maestrat.

el control de la fauna // Pero hay más problemas en el mundo rural. Otro es el aumento de la fauna salvaje, que se ha convertido, en algunos casos, «en una plaga» para los cultivos, denuncian los organizadores. El secretario general de la Unió, Ramón Mampel, pide «una gestión conjunta y coordinada de la fauna salvaje» en la que se atienda a los cazadores para lograr «un equilibrio cinegético y medioambiental».

Y es que la actividad cinegética es una fuente de ingresos fundamental para los municipios del interior. Los 16.000 cazadores federados y 200 cotos de caza de la provincia así lo atestiguan, señala el delegado en Castellón de la Federación de caza de la Comunitat, Máximo Belenguer. Además de la repercusión en el sector terciario de estas localidades, «invertimos para mantener el interior», como estipula la ley autonómica. «En todos los pueblos hay un club de caza y lo forman en su mayoría agricultores, que conocen el medio natural y saben cómo lo tienen que cuidar», remarca.

Otro tanto sucede con los bous al carrer. El presidente de la Federación de Peñas de la Comunitat, Vicente Nogueroles, resalta que la hostelería y el resto de servicios de los pueblos se ven muy beneficiados y que esto lo recogerá un estudio que ultima la Universitat Politècnica de València.

Junto con los organizadores, se manifestarán hoy en València otras entidades, entre ellas varios partidos políticos, como el PP.