Las espadas siguen en alto entre los socialistas castellonenses por la distribución de los doce escaños que dan el gobierno de la Diputación a su partido después de 24 años de ejecutivos populares.

A menos de dos semanas de que deba constituirse la institución de la nueva legislatura y a días de que, en torno al 20 de junio, se produzca el proceso de asignación de credenciales ante las juntas electorales a los diputados provinciales, todo sigue abierto en la crisis interna desa-tada tras la aprobación con el 75% de los apoyos de una candidatura en la que los nombres son de alcaldes de pueblos pequeños y concejales de los grandes.

La lista se ajusta a criterios que impiden incluir a los primeros ediles que reivindican ser incorporados, como el de Vila-real, José Benlloch; o la de Benicarló, Xaro Miralles, con el apoyo de las direcciones comarcales, especialmente las de Plana Alta y Plana Baixa, que ya han hecho recuento de fuerzas y dicen contar con iniciativa suficiente para obtener dos diputados por el partido de Nules y los dos del de Vinaròs.

Esta semana, el secretario de organización del PSOE, José Luis Ábalos, remitió una circular interna en la que recuerda que las competencias para proponer a los diputados provinciales es de las ejecutivas provinciales, en este caso, la que lidera Ernest Blanch.

La misiva avisa también de que solo la comisión de listas federal, que podría reunirse mañana, domingo, tras un nuevo cambio de fecha, tiene la última palabra. De hecho, tendría ya sobre la mesa la propuesta oficial, la realizada por las direcciones comarcales --órganos ejecutivos-- y la elaborada por la ejecutiva de País con las directrices de Ximo Puig.

Blanch y la ejecutiva siempre han evidenciado que las competencias son de este órgano, y que Ferraz dirá si quiere introducir alguna modificación. Desde aquí también se advierte de que romper la disciplina de voto con candidaturas alternativas, como han dicho preparar las comarcas, está castigado con la expulsión.

Ahora es la dirección autonómica la que, como hizo desde el principio, daría la batalla en Ferraz para introducir a alcaldes ganadores en el 26-M, como los dos ya mencionados. Mientras, no cesarían tampoco las presiones desde los afines a Blanch para mantenerla sin cambios.