Más allá de los factores coyunturales que han afectado a la campaña citrícola, como la gota fría del pasado octubre o el fuerte viento de la semana pasada, existe un consenso en el sector sobre la presencia de problemas estructurales. Uno de ellos es la creciente competencia de terceros países, con el caso de Sudáfrica como gran ejemplo que incluso ha provocado las protestas de agricultoras en las calles de Castellón en los últimos meses. Con el objetivo de lograr la implicación de la Unión Europea en esta materia, el president de la Generalitat, Ximo Puig, anunció en su visita a Fruit Logistica de Berlín que ha pedido la creación del Observatorio Europeo del Mercado de Frutas y Verduras para incrementar, entre otras cosas, la vigilancia de las importaciones de cítricos de terceros países a Europa.

Puig envió, con fecha 31 de enero, una carta al comisario europeo de Agricultura y Desarrollo Rural, Phil Hogan, en la que pedía poner en marcha este organismo con el objetivo de que las instituciones comunitarias efectúen «un control directo del volumen, el valor y el precio de los productos hortofrutícolas, desde la primera venta hasta la fase minorista, e incluya las importaciones y las exportaciones».

EL PROBLEMA DE LOS DATOS

El sector citrícola se ha encontrado esta campaña con que, cuando ha querido denunciar el aumento de la entrada de cítricos procedentes de Sudáfrica para exigir la aplicación de la cláusula de salvaguardia, la Comisión Europea ha pedido pruebas abundantes sobre el daño que esta competencia infringe al producto autóctono. Puig cree que el observatorio facilitaría la transparencia necesaria para que las demandas de los agricultores «se puedan hacer efectivas no desde la demagogia, porque habrá datos que todo el mundo tendrá a su alcance».

En la misiva, que por ahora no tiene respuesta, el presidente pide a Hogan analizar el impacto en el sector citrícola valenciano «de las diferencias regulatorias exigidas por terceros países y por la Unión Europea en materia de sanidad vegetal», así como un seguimiento de las condiciones fitosanitarias exigidas para las exportaciones de cítricos procedentes de la Comunitat valenciana.

Desde el entorno del jefe del Consell trasladaron que la petición tiene sentido porque ya existen precedentes de otros observatorios que han sido muy útiles para otros sectores como la pesca, cuyo organismo específico dentro del entramado comunitario comenzó a funcionar el 2013 y ofrece a los interesados datos semanales de aspectos como la importación, la primera venta o del comercio al por mayor y al por menor. «En Europa estos entes funcionan con mucho rigor y eso es lo que necesita la citricultura valenciana», apuntan estas mismas fuentes.

SEGUNDA CARTA

En los últimos días, Puig ha enviado una segunda misiva a la comisaria de Comercio, Cecilia Malsmtrom, en la que le pide de forma específica abordar «los aspectos vinculados a los controles fitosanitarios, de sanidad vegetal y de reciprocidad que hacen que los productores valencianos de cítricos no puedan competir en igualdad de condiciones con los exportadores de terceros países como Sudáfrica, Egipto, Turquía o Marruecos». El president ve «serias deficiencias» en esta materia y urge a la Comisión a «encontrar la mejor solución» a esta situación «lo más rápidamente posible».

Durante su estancia en Berlín, Puig visitó los estands de la patronal citrícola Asociex o y de varias empresas de Castellón.