Tasar pulseras y medallas de la primera comunión era algo más frecuente hace unos años en el Monte de Piedad. Joyas emotivas, pero conservadas en el cajón de la cómoda sin darles uso y que muchas familias se vieron obligadas a empeñar para obtener una liquidez rápida, a devolver. «Solo valoramos joyas, no otro tipo de objetos valiosos. Antes nos traían de uso cotidiano (pulseras, medallas...), pero ahora, en la etapa del covid-19, vemos más relojes y piezas con brillantería, quizás más de pequeños empresarios», detallan desde la entidad, donde «un gemólogo valora y mire cada pieza al detalle, cómo está engarzado, etc», puntualizan.

Desde el Monte de Piedad en Castellón reseñan que hay quien sí usaba antes de manera habitual esta vía, «de venir con una joya y llevarse dinero para las rebajas, para comprar libros escolares o incluso depositarlo antes de irse de vacaciones en lugar de guardarlas en casa», concretan.