Las aguas andan muy revueltas en el seno de la Confederación de Empresarios de Castellón (CEC). La sorpresiva salida del vicepresidente de la organización, Miguel González, puesto que ocupaba en representación de la sectorial azulejera Ascer, ha generado durante estos días una oleada de opiniones de los distintos representantes de las asociaciones empresariales que dan cuerpo a la CEC, todas ellas enfrentadas.

La división interna no podía llegar en peor momento, justo cuando la confederación autonómica Cierval está haciendo todo lo posible --y lo imposible-- por absorber las territoriales y centralizar todo la representatividad, y el poder, en Valencia.

Pocos aciertan a buscar el por qué del golpe en la mesa de Ascer en este momento. Como ya informó este rotativo, la asociación de fabricantes de baldosas cerámicas insistía ayer en atribuir la dimisión oficialmente “a discrepancias con la gestión de la confederación”. Sin más concreción.

CÚMULO DE TIEMPO // Según ha podido saber Mediterráneo de fuentes de Ascer, es la consecuencia de una situación que se ha ido deteriorando todo este año, desde que la actual junta echó a andar. La falta de transparencia a la hora de ofrecer información, ligado a los serios problemas económicos de la entidad, todo enturbiado por la investigación judicial abierta por el juzgado de Nules para dirimir si hubo fraude en la celebración de unos cursos de formación, en el año 2009, han llevado a esta resolución, respaldada por la junta de Ascer.

Pero el abandono de un miembro del tejido empresarial tan significado como Ascer de la CEC, más allá del hecho en sí, solo ha servido para abrir la caja de los truenos. Consultados diversos líderes de las sectoriales por este rotativo, cada uno arroja una receta: desde que “hay que seguir recortando el gasto” para garantizar el equilibrio financiero y esquivar el serio riesgo de quiebra financiera que existe, hasta la “renovación de la cúpula” directiva, que “debe dar un paso al frente, dar las explicaciones oportunas y, llegado el caso, marcharse”.

En lo que sí coinciden todos los empresarios consultados es en que el objetivo último es “fortalecer” al máximo la organización, para poder hacer frente a los embates fusionadores que llegan desde la patronal autonómica Cierval, con sede en Valencia.

UNIDAD // Y es aquí, en buscar puntos de unión, donde quiere poner el acento la actual dirección de la CEC que preside José Roca. De ahí que el lunes, coincidiendo con la formalización de la salida del representante de Ascer de la confederación, se emplazara a todos los directivos, hoy, a un almuerzo de trabajo.

¿El objetivo? Aportar la máxima información. El orden del día es de lo más clarificador: informar sobre el estado de liquidación del presupuesto de la CEC del año 2015, informar sobre la ley de participación institucional, el estado de los contenciosos judiciales que ahora mismo están en Nules y la situación económica de la CEC, punto que abarcaría el presupuesto del año 2016 y el plan de viabilidad hasta el 2020.

De ese modo, el presidente de la patronal, José Roca, pretende limar asperezas y pacificar la organización cara a la junta directiva que habrá el próximo jueves, donde se abordarán estos mismos puntos y que ya tendrán carácter oficial. En definitiva, se trata de llevar el debate fuera del órgano, para restar polémica.

DESDE ASCER // También Ascer trata de rebajar la polvareda que ha levantado y ayer insistía en que “sigue formando parte de la Confederación --como vocal--, solo que no ostentando la vicepresidencia”, y niega connivencias con Cierval o Generalitat. H