El Hospital General Universitario de Castellón y el Hospital Universitario la Plana de Vila-real instalaron ayer una red de desfibriladores externos semiautomáticos (DESA) que convierten a estos centros en espacios cardioprotegidos. Su función es la de garantizar la asistencia inmediata hasta que lleguen los especialistas con los equipos de resucitación cardiopulmonar avanzados. Por este motivo, su ubicación se ha proyectado en los lugares con mayor afluencia de público, como son los accesos, las salas de espera, las aulas de docencia y los almacenes (entre otros), dado que todas las salas de hospitalización, los quirófanos, el servicio de urgencias, las unidades de cuidados intensivos, etc., cuentan con desfibriladores y carros de atención a la parada cardíaca de uso profesional.

Los equipos DESA están dotados de un sonido de alarma que alerta inmediatamente al personal sanitario cercano de que se está haciendo uso del desfibrilador. En ese momento, se inicia la cadena de supervivencia y se activa la respuesta profesional.