Una estampa imprescindible de cada verano es la visión de una playa en temporada alta con apenas espacio libre entre toallas y sombrillas. Algo que no encaja con los nuevos tiempos, por lo que las administraciones se pusieron manos a la obra. Más policías locales sobre la arena, el uso de drones para controlar el aforo desde el aire y la contratación por parte de la Generalitat de 234 auxiliares para los municipios de Castellón son las actuaciones más repetidas. Pero el riesgo de acumulaciones de gente no solo ocurre a escasos metros de la orilla, sino que el aspecto de las calles ha variado de forma notable, de modo que los peatones han ganado espacio a los vehículos privados. Por su parte, las terrazas se han expandido para mantener su capacidad al mismo tiempo que respetar las distancias de seguridad obligadas en cada momento de la desescalada.

Uno de los primeros en aplicar estas medidas fue Benicàssim. Ya en el mes de mayo, con la llegada de la fase 1, pusieron en marcha la peatonalización de las calles más concurridas del centro, como Santo Tomás o la avenida Castellón. Los coches quedan relegados los viernes, sábados y domingos, de 20.00 a 1.30 horas, y así está previsto que ocurra durante toda la temporada.

Una decisión parecida se aplica en Alcossebre, donde ya se hizo una peatonalización del entorno de la plaza Vista Alegre y que ahora se ha añadido a la segunda línea de costa. Desde el consistorio estuvieron preparando la iniciativa en mayo, con el argumento de que es «la mejor opción» para sostener a un sector como la hostelería —especialmente castigado entre marzo y mayo— y tener más espacio para caminar. Otro ejemplo de cambios está en la celebración de su mercadillo de los martes por la tarde, de modo que ha trasladado su ubicación habitual por la amplia explanada de aparcamiento situada junto a la playa de Las Fuentes.

PRECEDENTES / En el caso de Peñíscola, puntos como las avenidas España y de la Mar se cortan a la circulación cada tarde. Una medida que tuvo su precedente en las temporadas anteriores, cuando las fuerzas de seguridad recomendaron evitar el paso de vehículos ante una alerta antiterrorista 4, como la que vive nuestro país desde hace años. En este mismo municipio se ha trasladado el carril bici que discurría junto a la acera del paseo norte, de modo que los ciclos comparten paso con unos coches que deben limitar la velocidad a 30 kilómetros por hora. Para que quede claro, se ha hecho una señalización especial en el suelo, a fin de que no haya confusiones entre los usuarios. A pesar de que todo ello ayuda a respetar la distancia de 1,5 metros entre personas, la protección más efectiva es llevar siempre la mascarilla puesta.