Después de su primera etapa como excelente pintor, Tasio fue también decorador. Y desde 1959 hasta 1969, abandono la pintura y se volcó de lleno en la fabricación de muebles desde su propia empresa: Muebles Tasio, Plan Mobel y Wilkamn. El alto nivel de sus diseños, llegó con la consecución del Premio Histórico del Mueble. Sus ansias le motivaron para aprender correctamente el idioma inglés y una casualidad le llevó a enseñar a quien después sería el Ministro de Educación de Islandia, nación en la que estuvo invitado durante siete meses de su vida, con sus acuarelas dando la vuelta al mundo, y la bandera de su arte grande ya reconocido con su alma blanca.