Primero con cita previa, y posteriormente con control de aforo, muchos pequeños comerciantes tuvieron una pequeña ventaja al poder ser los primeros en atender a sus clientes tras semanas de ausencia. Las restricciones a la movilidad también influyeron para que un número destacado de consumidores optaran por regresar a las tiendas de proximidad. Desde la asociación de Benicàssim Acoserbe, Mercedes Soria cuantifica «en un 30% lo que las tiendas han aumentado respecto al pasado año». En esta localidad se une el hecho de que personas de las vecinas Castelló o Vila-real han optado por moverse a sus residencias para la época estival.

Soria añade que para mucha gente «la oferta de nuestros negocios ha sido un redescubrimiento», algo que quieren aprovechar para mantener la llama. En algunos casos, el contacto telefónico con las citas previas ha servido para disponer de envíos a domicilio, lo que ha tenido una buena acogida por parte de los compradores. Por eso, «Benicàssim dispone ahora de una aplicación para dispositivos móviles que permite comprar mediante el uso de las nuevas tecnologías». Algo que también hicieron los puestos del Mercado Central de Castelló desde que empezó el estado de alarma, con el fin de adaptarse a las necesidades de la pandemia.