Algunas de las cadenas de distribución más importantes de Europa, entre ellas Lidl y Aldi, están añadiendo nuevas dificultades al cultivo y comercialización de los cítricos provinciales. Se trata de exigencias en el Límite Máximo de Residuos (LMR) que rebajan los topes fijados por la legislación europea para los tratamientos fitosanitarios.

Lo desvela el responsable del ramo de Fepac, José Francisco Nebot, quien señala que el objetivo de los supermercados es “atraer al consumidor y diferenciarse del resto”. Y lo confirma el presidente de la patronal citrícola Asociex, Jorge García, quien indica que las firmas buscan así también evitarse “denuncias” de las organizaciones ecologistas europeas, que analizan sus productos.

La consecuencia es un perjuicio a los agricultores castellonenses y a los comercios privados y cooperativas, ya que los límites afectan a productos precosecha y poscosecha (como los utilizados para la lucha contra las plagas o para mejorar la calidad de la fruta). “Es como si por una autopista, en vez de poder ir a 120 circularas a 40”, apunta Nebot.

En algunos casos la exigencia es que no haya más de tres productos, pero también rebajar su presencia (cuadro adjunto). García señala que, en general, en la provincia esto no está provocando problemas, “pero eso vale dinero”. Asimismo, Nebot denuncia el “agravio comparativo” con Marruecos, “donde trabajan por encima de los límites de la UE, que ya de por sí tiene una legislación muy restrictiva”. H