La tensión vivida en la procesión cívica de la mañana, con aplausos al paso de la Senyera y gritos de «¡fuera!» a los dirigentes políticos y por la unidad de España, que se solaparon a lo largo del recorrido por las calles de València, estalló en la manifestación de la tarde, convocada por Acció Cultural del País Valencià bajo el lema Sí, al valencià en la que se podían ver banderas independentistas, lo que enervó a grupos de extrema derecha.

A mediodía, el alcalde de València, Joan Ribó, achacó la crispación a que la procesión «ha estado sometida a los hechos de Cataluña» y la proximidad del referéndum se ha reflejado en las manifestaciones de la gente como «era previsible». Ya por la tarde, grupos ultras que cantaban consignas por la unidad del país irrumpieron en la tradicional manifestación nacionalista y de izquierdas que cada 9 d’Octubre recorre las calles de València, provocando choques y enfrentamientos que obligaron a cambiar el recorrido. Mientras unos clamaban por las consignas secesionistas, otros lo hacían por la unidad de España.

Un centenar de «ultras» aisló a decenas de simpatizantes de izquierdas que recibieron golpes y amenazas. La policía tuvo que interponerse entre ambos grupos, en medio de un ambiente de tensión con «intervenciones puntuales» de los antidisturbios, según la versión de la Delegación del Gobierno. El secretario de Acció Cultural del País Valenciá, Toni Gisbert, lamentó que la sinrazón de estos grupos violentos.

DIMISIÓN

Los incidentes hicieron reaccionar a Compromís y Podem, que reclamaron la dimisión del delegado del Gobierno en la Comunitat, Juan Carlos Moragues, «como responsable de los incidentes ocurridos durante la marcha de València».