Castellón envejece. Lo dice la estadística que evidencia que uno de cada cuatro castellonenses superará los 65 años en el 2034 en el caso de mantenerse las tendencias demográficas actuales. El estudio del Instituto Nacional de Estadística (INE) arroja en su último análisis que el número de personas que se encuentran en esta franja de edad se disparará hasta el 26,7%, respecto al 19,6% que existe en este momento. Un fenómeno que no se producirá de forma aislada y tendrá implicaciones también sobre la despoblación que afecta en especial al interior de la provincia, ya que tampoco se prevén grandes variaciones en el grueso de habitantes que suma el territorio, con el balance de un crecimiento a la suma de apenas 1.700 personas a lo largo de los siguientes 15 ejercicios.

Las principales causas: los decesos irán al alza y la natalidad se mantendrá estancada. El INE prevé que las muertes crezcan en un 11%, pasando de 5.497 a 6.128 en el 2034. En cambio, los nacimientos no serán capaces de contrarrestar esa cifra al producirse en el mismo periodo una variación totalmente residual, con una diferencia de solo un 2% más.

Y es que, en este aspecto, la crisis del coronavirus tendrá una importante afección. Las personas que tendrán algún hijo en los próximos 6 años se reducirán en un 8%. Se trata del freno a la natalidad más alto del conjunto de la Comunitat Valenciana, tres puntos por encima del que se dará en Alicante y uno por arriba de la capital del Turia.

La media de edad es otro de los factores que sufrirá importantes modificaciones y que evidencia el envejecimiento de la población. En la actualidad los castellonenses tienen una media de 43 años, que subirá hasta los 47 cara al ejercicio del 2034.

Esta tendencia se comparte con el resto de la autonomía, aunque Alicante será la provincia que paliará un poco más esta situación gracias a los nacimientos, al ser allí la población más joven ahora, con un aumento del 6%, superior al de Castellón o Valencia.

Interior

El Comité Económico y Social de la Comunitat Valenciana (CESCV) ya advirtió en su último informe de las implicaciones del proceso de envejecimiento sobre los municipios del interior en riesgo de despoblación. En estos puntos la pirámide poblacional se encuentra engrosada en las franjas de mayor edad y seguirá haciéndolo de cara a siguientes años.

«Puede poner en peligro muchas de las actividades económicas de las zonas rurales que proveen de bienes y servicios a las zonas urbanas», advierten desde el organismo sobre los efectos que podrá generar sobre el funcionamiento del sistema.

Modelo económico

En este mismo informe se desprende que en estas zonas el índice de envejecimiento se dispara un 348% respecto a la media autonómica poniendo una vez más de manifiesto las notables diferencias que existen dentro del mismo territorio, entre las zonas urbanas y rurales a consecuencia del modelo económico que impera en la actualidad.

De ahí que el problema de la despoblación este íntimamente relacionado con la economía y la necesidad de impulsar oportunidades laborales, ya que son las personas mayores las que se quedan en los pueblos, mientras que los jóvenes se marchan en busca de empleo a zonas más industrializadas situadas en la franja litoral.