La de ayer fue otra jornada más para incluirla en la historia de Vila-real. Y es que la ciudad se entregó a los actos oficiales conmemorativos del 400º aniversario de la beatificación del patrón de la ciudad, Sant Pasqual. Una programación en la que estuvo muy presente el cardenal y arzobispo emérito de Sevilla, Carlos Amigo, quien acudió a la cita como representante de la Iglesia en la misma. De hecho, fue Amigo quien presidió la misa pontifical, que contó con la participación de la Coral Sant Jaume, con Alfredo Sanz en la dirección de la misma.

El programa oficial arrancó a las 18.00 horas, con la salida de la corporación municipal, encabezada por el alcalde, José Benlloch, hacia la basílica de Sant Pasqual. Un desfile en el que no faltaron los populares maceros, que acompañan a los representantes locales en actos institucionales.

Una vez frente al templo sampascualino, tuvo lugar la recepción del cardenal Amigo. Posteriormente, los presentes disfrutaron de un concierto de carillón --que recientemente ha sido afinado--, a cargo del prestigioso músico Augusto Belau. Y el descubrimiento de una placa conmemorativa dio paso al inicio del oficio religioso, en el que el cardenal ensalzó la figura del santo.

«El tiempo pasa, pero el amor no y la santidad perdura», destacó Amigó en referencia al legado dejado por Sant Pasqual, del que resaltó su «gran sencillez».

ASISTENTES // En el evento principal de la celebración de los 400 años de la beatificación del patrón de la ciudad también hubo una amplia representación de los hijos predilectos de Vila-real, de manera que allí estuvieron Rafael Beltrán, Manuel Colonques, José Gómez Mata y Dolores Cortes, así como el sobrino del artista Vicente Llorens Poy, el hijo del ciclista Juan Bautista Llorens y la viuda del empresario José Soriano, Asunción Manzanet. Y a la corporación encabezada por Benlloch, le acompañaron la reina de las fiestas de la ciudad, Cristina Pesudo, y sus damas de la ciudad; y el vicepresidente de la Diputación, Vicent Sales, entre otros.