El regreso de Josep Calavera a Castalia significaría, futbolísticamente hablando, la vuelta al CD Castellón que verdaderamente quiere Óscar Cano, el que el granadino armó al principio de la temporada y que duró hasta el partido frente al La Nucía, cuando el centrocampista tarraconense se despidió. Horas después, el Atlético de Madrid pagaba la asequible cláusula de rescisión y se lo llevaba para su filial, pero Calavera apenas jugó tres encuentros y ni siquiera participó en los 16 jugadores de la única eliminatoria que los colchoneros disputaron en los play-off exprés, lo cual deja el terreno abonado para un regreso a Castalia como cedido.

El traspaso de Calavera dejó un tanto huérfano el centro del campo del Castellón, que apuró el mes de enero para traer a otros dos mediocentros alejados de las particularidades del catalán. El caso es que Mikel Carro únicamente ha contado con 17 minutos y Kako, 306 en siete partidos, sin llegar a alcanzar el grado de indiscutible para el técnico albinegro.

Cano explicó que tuvo que hacer un inesperado y no del todo satisfactorio viraje en su idea. Acabó optando por recolocar a Rubén Díez como pareja de Carles Salvador en el eje del equipo aunque, como reza el dicho, se tapó la cabeza para descubrirse los pies: el Castellón dejó de contar con los recursos que el zaragozano aportaba unos metros más adelante y partiendo como falso interior.

EVOLUCIÓN

La semana pasada, a raíz del ascenso, el granadino explicaba que, sin Calavera, perdieron «parte de la esencia» y que «costó encontrar un reemplazo». «Optamos por retrasar a Rubén, porque era lo más parecido tanto a la hora de darle pausa al juego como por la capacidad de elegir el pase adecuado», ahondó. «¿Qué pasó? --incidió--. Que entonces tuvimos que resolver el problema en la siguiente altura, donde habíamos perdido a Rubén». Probó con Javi Serra, Alfredo Gutiérrez e Íñigo Muñoz, quien más ha aprovechado ese hueco, hasta el punto de ser titular en los últimos dos compromisos de la temporada.

Cano ha insistido en que los cedidos son una buena solución por las dificultades que presenta el mercado para un recién ascendido a Segunda A, pero no quiere llenar la plantilla, ni tampoco que le sean del todo desconocidos, de ahí que le seduzca la vuelta de Calavera y también la de Raúl Alcaina desde el Atlético Levante.

Con Calavera de nuevo bajo sus órdenes, Cano vería colmadas una parte de sus aspiraciones futbolísticas para el estreno en Segunda A. Una operación complicada pero no imposible.