El Ayuntamiento de Burriana ha detectado un incremento de la población asentada en las alquerías de los 2,5 millones de metros cuadrados del PAI Golf Sant Gregori. Se trata, principalmente, de ciudadanos rumanos que poco a poco se han ido ubicando por las viviendas abandonadas. El concejal de Servicios Sociales, Manel Navarro, explica que “están ahí y como es una población diseminada y apartada del resto de vecinos, la gente no conoce la realidad”.

Navarro detalla que “no molestan, pero estas personas han ido creciendo en número y hay que ofrecerles una solución, por ellos, por los vecinos y también por el pueblo en general”.

Pero la cuestión no es fácil. “Desde el Ayuntamiento los estamos empadronando y tratando de normalizar la situación. Nos implicamos igual que lo hace la Cruz Roja, que trata de escolarizarlos o de vacunar a los niños, pero por su cultura resulta difícil. Son reacios”.

Un problema añadido es que se trata, principalmente, de una población “muy oscilante”, aclara el edil, ya que “acuden a las campañas agrícolas de Lleida, Huelva o Murcia, aunque sí que parece cierto que están asentados aquí”. El problema en Sant Gregori llegó a raíz del abandono de las alquerías antes utilizadas como residencias de verano, fruto de la venta de las tierras para construir el PAI. H