Hay tradiciones que sobreviven al paso del tiempo de forma natural, por la predisposición de la gente a conservarlas independientemente del paso de los años, de la variación de los alicientes, de las motivaciones. Un buen ejemplo de ello fue la romería a la ermita de Sant Antoni que reunió ayer en la Vall d’Uixó a decenas de personas, aunque según la organización, se notó una menor afluencia de quienes van subiendo a la ermita a lo largo de la mañana, como consecuencia de la lluvia de las primeras horas.

La Associació Cultural Ermita de Sant Antoni, como es habitual, ofreció a los asistentes a la hora del almuerzo el vino que fluye de la fuente del paraje y, gracias a la colaboración de una empresa local, regalaron vales para utilizar de forma gratuita el único autoservicio de lavamascotas existente en el municipio.